“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiàs lo de fuera del vaso y del plato, pero, por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.”
(“Mateo” 23:25/Biblia RVR 1960)
Esta sentencia lo hace Jesús a los legalistas y fariseos, que, tras su aparente legalidad y piedad, ocultan sus intereses mezquinos y sus graves injusticias contra los que consideran menos que ellos. Estos legalistas y fariseos tienen una habilidad artística para aparentar y ser irreprochables legalistamente; pero, son los primeros infractores de toda norma que ellos tratan de imponer a otros.
En este actual proceso electoral de Perú, un Jurado Re-contra Especial, está generando todo un zafarrancho en las candidaturas de los diferentes partidos; admitiendo parcializadamente tachas para unos ¡sí!, y para otros ¡no! Corroborando lo que ya es constatable en nuestra realidad nacional, “que la ley no es igual para todos”. Y, además, que tradicionalmente, como lo explicaba el Dr. Juan de la Puente en su brillante artículo en “La República “, “la ley siempre ha sido el instrumento subalterno de los poderosos”, para oprimir y saquear el derecho de los que menos tienen.
Este zafarrancho electoral que excluye de la contienda a los primeros competidores con posibilidades de hacerse del sillón presidencial, a causa de tachas ambiguas; sumándose a esto la renuncia de candidatos populares, el retiro voluntario del partido nacionalista y el condimento picante del “circo periodístico” (¡perdón!, quise decir: “circulo”) y de los infaltables “mermeleros”, según Phillip Butters; está causando desconcierto y confusión a la ciudadanía, que no sabe si su candidato (a) continuará o no, en la contienda electoral.
Gustavo Gorriti, el serio periodista de investigación, en su último artículo “La ley y la trampa”, publicado en su blog IDL—Reporteros, nos datea acerca de los vínculos de los miembros del JNE y nos da razones, de porque hemos de sospechar de la “imparcialidad” de sus decisiones.
En la controversia fujimorismo y anti-fujimorismo, se evoca la “dictadura institucionalizada de la corrupción de los ´90”, para deslindarla del actual proceso electoral. Pero, sin ir muy lejos, debemos tomar conciencia que el actual proceso electoral presidencial, es exactamente igual al proceso revocatorio municipal de marzo del 2013, en que un “Jurado Electoral Especial”, re- validó firmas revocatorias para llevarnos a un gasto económico inútil, pues, triunfó el ¡No! Para después, tener que votar increíblemente por regidores, en noviembre del 2013. Terminando en las elecciones municipales de octubre del 2014. Ese proceso revocatorio enrarecido incluido su “crisis de la Parada”, fue todo un ensayo de los “Poderes Fácticos”, que no solo mantuvieron en “jaque” la gestión de la alcaldesa en ese entonces; sino que, además, llevó “jalado de los pelos” a los ciudadanos limeños, para que inevitablemente “votaran” de acuerdo a su inductivo plan.
¿Qué significa todo esto en el actual proceso presidencial?
Qué estamos siendo llevados a votar por los candidatos que los “poderes fácticos” están poniendo delante de nosotros, vía tachas admitidas y denegadas. Es verdad que hay ausencia de fraude en este proceso; porque la imposición de estos candidatos especiales que provocan reacciones encontradas, es legal, farisaicamente legal.
Protestaremos, revolotearemos en las calles, escribiremos o daremos discursos filosóficos acerca de lo que está bien o mal, de esta campaña electoral; pero, acabaremos votando por aquellos candidatos elegidos por el JNE. Y lo que es peor, aceptaremos la imposición y nos resignaremos a cinco años más de lo mismo; con una percepción inequívoca de estos “poderes fácticos”, que hacen lo que les da en gana: con los gobiernos de turno, la justicia y el pueblo.
El cambio macro (diversificación productiva), y micro económico (mejores salarios y mejores servicios), que aspiramos los ciudadanos peruanos, no lo hará solamente la persona que nos presida, ni el partido del cual seamos miembros. El cambio solo será posible si los nuevos partidos y la ciudadanía en general, se toman en serio la política, y decidan concertar fuerzas, unir proyectos locales, regionales y nacionales, y se organicen dentro de la ley y el orden, para defender su desarrollo, su dignidad y su bien común. El cambio solo será posible, si lo hacemos todos los peruanos, al margen de la corrupción y de las ataduras por el chantaje del dinero.
Estos “poderes fácticos”: económicos, políticos y mediáticos, que forman un conglomerado de “negocios-varios”, que conviven en la sombra y que ha convertido en mega-testaferros a esos dos o tres empresarios, que antes decían que eran peruanos; son “el intruso” que malogró nuestra iniciación a la economía global, “el interés extranjero” que nos tutela de hace décadas, “el mal político” que pervierte el juego democrático de elecciones, “el medio” que desprecia nuestra opinión y nuestra peruanidad.
Es ridículo echarle la culpa al gobierno de turno, por todo este zafarrancho electoral que marca lo anecdótico de este proceso; argumentando con rumores absurdos. El partido de gobierno se retiró de esta contienda electoral, no tiene participación alguna en estas elecciones; pero, a pesar de ello, congresistas, políticos-candidatos y medios concentrados, ahora no saben cómo publicitarse, no saben cómo ganar su bono extra; así que se aferran al “disco rayado”. (¡Cuidado! ¡No nos distraigan del momento electoral que vivimos!)
Los ciudadanos ahora tenemos el poder, y debemos considerar enviar a su casa, no eligiendo, a ese “circo congresal” que quiere re-elegirse, y que, en el colmo de su atrevimiento, quieren terminar su periodo con el “mismo disco rayado” de hace cuatro años, diciendo lo mal que hizo su gestión el ejecutivo; sin decirnos “que de bien hicieron ellos desde su curul”. (Solo escándalos, censuras, apariciones mediáticas y la pantomima de ser un congreso; por supuesto, excusando a las notables excepciones).
No quisiera terminar esta crítica reflexión y análisis, sin dejar de mencionar a esos candidatos populares, que estuvieron en esta contienda y que algunos de ellos hubieran ganado ampliamente una curul, y que pudieron haber hecho tanto bien a un nuevo congreso; (algunos ya no están, otros continúan). Digo populares, no para las grandes encuestadoras de siempre, que ya tienen a sus preferidos; digo populares, porque el pueblo los reconoce y se identifica con ellos, por su similitud popular. Ellos son: Ricardo Belmont, César Acuña, el ex Padre Arana, Susana Villaran, el pastor Lay, Ana Jara, Urresti, Abugatas, Verónica, Anel Townsend, Guzmán, Reggiardo, Nano Guerra, Antero Flores, pastor Julio Rosas, …
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) /Una crítica reflexión y análisis personal