¡Yo no me corro!

“Todos los días mis enemigos me pisotean, porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.

En el día que temo, yo en ti confío. En Dios cuya palabra alabo, en Dios he confiado No temeré

¿Qué puede hacerme el hombre?

Todos los días ellos pervierten mi causa, contra mí son todos sus pensamientos para mal.”

(Salmos 56:2,3,4,5)

Este Salmo Mesiánico hace referencia a ese proceso judicial que pasaría Jesús, antes de ser sentenciado y ejecutado en la cruz. Esta vida inocente fue traído a este sistema de justicia humana, por esos enemigos gratuitos que rechazaban toda perturbación al status quo imperante. Y son los inocentes quienes prueban lo peor de todo ese aparato de justicia humana envilecida, por intereses económicos y por el temor de los jueces a la clase dominante, que está superpuesto a sus más altas jerarquías.

La justicia debiera ser “ciega”, sin mirar a quién impartirá su imparcial criterio de culpable o inocente; pero, en nuestro caso peruano, “la justicia es tuerta”. Deja en libertad a los “abusadores de mujeres”; persigue implacablemente a “los inocentes” y a los culpables les archiva sus delitos por extemporaneidad; a los pobres los hace esperar largamente para empezar a ver sus casos, pero a los ricos los atiende y resuelve sus casos de “un día para otro”; a los ladrones infraganti, los deja en libertad, porque han sido traídos a sus instancias a penas minutos después de su horario de servicio. Retienen con leguleyadas y cárcel, a un político iluso que cree que el país puede cambiar para lo mejor; y a los corruptos, “ni con el pétalo de una rosa”, hasta en las resoluciones escritas a su favor, declaran que los acusados son sus clientes.

Son los delincuentes quienes debieran temer a la justicia, pero, en nuestro caso, son los inocentes que la temen; porque te pueden acusar sin pruebas o por el decir de un testigo falso, y te pueden juzgar por el mismo caso “una y otra vez”, aunque se halla fallado a tu favor.

Estoy escribiendo el presente artículo de opinión, un día antes de la transición democrática de un gobierno saliente y uno nuevo entrante. Hay una expectativa general por el discurso del nuevo mandatario que señalará lo que hará y expondrá su visión futura de país.

Sorprendido en gran manera, por declaraciones ociosas contra el mandatario saliente, como pretendiendo enturbiar el epílogo de su gobierno; personajes de los cuales yo los tenía en alta estima, que disparatadamente hacían afirmaciones despectivas contra su gobierno y su persona.

Estos señores no han entendido todavía, que ellos pueden tener su criterio y apreciación de lo que ha sido el gobierno del señor Humala; pero hay otros que tenemos una opinión distinta y no estamos de acuerdo con sus calificativos. Ustedes deben aprender a respetar a quienes afirmamos que ha sido “un buen gobierno”, que por lo menos se buscó el equilibrio entre la “gran economía” y la “inversión pública y social “. Pero, si no se ha percibido esto desde Lima, es por lo que se viene repitiendo una y otra vez, “que Lima no es todo el Perú”. Pero, si los representantes de esta “gran economía” no están de acuerdo, es porque hay angurrientos que no quieren ni siquiera eso, equilibrio.

De lo que se venía despotricando gratuitamente, contra el mandatario saliente, dos cosas en especial me llamaron la atención: Lo primero, fue el rumor iniciado por ese “séquito mediático” que todavía ha quedado “con sangre en el ojo”; que el Sr. Humala indultaría al Sr. Fujimori, y casi sugiriéndole que le convenía hacerlo, para librarse de las consecuencias judiciales terminado su mandato. Otra vez dejan entrever, que ¿el Poder Judicial está controlado, y que hay un poder paralelo a esta institución del Estado, a cuyos fiscales y jueces, tratan como peleles, como “los chicos de los mandados”, que mandan a ejercer una persecución judicial a sus enemigos políticos o a desistir de dicha persecución? Lo segundo, fue escuchar hace poco, a un nuevo integrante del gobierno entrante, que tendrá a cargo un ministerio, calificar de lo peor lo hecho por el sr Humala y calificando de lo mejor, lo que él hará; por supuesto que es evidente la tremenda soberbia de este señor. Porque todavía el nuevo gobierno no tiene ni un día de ejercicio, y ya se está alabando. Una cosa es hablar para las cámaras concentradas y otra cosa es hacer, y otra cosa es que te dejarán hacer. Ud., señor, ya no es un candidato, es un funcionario público, ubíquese y recuerde que está hablando para todos los peruanos.

Ese cuento de “los presidentes que incumplen sus promesas” o “que cambian su plan de gobierno”; y esa aseveración de que los tres presidentes Toledo, García y Humala, son los mismos, porque mantuvieron el mismo “modelo económico”, realmente ocultan una verdad más cruda y chocante, que todo el mundo lo sabe, pero que esos “machitos” que han vivido del ataque permanente a una dama y del insulto al mandatario saliente; no tocan. Son los “poderes fácticos”, los que persuaden o tuercen el brazo al gobierno de turno, para que todo siga igual en beneficio de ellos. Son ellos los que obstaculizan el desarrollo de un plan de gobierno para todos los peruanos.

Pero, ahora las cosas están parejas, el Sr. Kuczynski conoce el teje y maneje de las altas esferas en que se mueve las grandes economías y como están enganchadas en las diferentes regiones del mundo, y especialmente en el Perú. Si de verdad el Sr. Kuczynski dará importancia a las microempresas y se sentará con las regiones del interior del país, para gobernar con ellas; si de verdad va a ser el presidente de todos los peruanos; sin lugar a dudas, chocará en algún momento con estos “poderes fácticos”. Entonces señores, acomódense, porque veremos “una lucha de titanes”; porque no veo al Sr Kuczynski como a una persona sumisa; y, además, que el sr. Kuczynski cuenta con el respaldo internacional y de más del 60% de la población del Perú.

Eso sí, cuídese desde ya; especialmente cerque el entorno de su cabecera con personal médico y familiar de su más alta confianza. Y en los momentos críticos, busque a un “copero”, que pruebe antes que Ud.; al mismo estilo de las monarquías de antaño.

Estoy escribiendo un día antes de la juramentación del nuevo presidente constitucional del Perú”; la noticia local más interesante en este día, fue la liberación carcelaria de “nuestro Leopoldo López cajamarquino”, porque hay una percepción que fue un preso político, al cual no se le pudo probar el presunto delito del cual se le acusaba, y que una leguleyada, quería ampliar a 7 meses más su carcelería. Pero, la justicia esta vez respetó el debido proceso.

Una leyenda urbana cuenta que, “antes que el sr. Humala hiciera su presentación en la plaza Dos de Mayo de Lima, para celebrar su triunfo electoral, fue convocado por los poderes fácticos que lo cuadraron para decirle que todavía no podía cantar victoria y como debía gobernar; por estrategia, la respuesta fue: ¡Sí, señor!” Pero, al momento de recibir sus credenciales como Presidente de la República, el sr. Humala dijo enfáticamente: ¡Yo no tengo ningún compromiso con nadie! Y así empezó el enfrentamiento, entre el ejecutivo y los poderes fácticos. 

Para terminar, aludiendo a la última entrevista del Sr Humala, hecha por el reconocido periodista Augusto Álvarez Rodrish; la respuesta en espera era: ¿indultará o no al reo Fujimori?

El presidente saliente respondió que según la ley era imposible; por lo tanto, no lo indultaría.  Dijo, además: ¡Yo no me corro!; ante una posible persecución política o judicial que pueda sucederle al terminar su mandato, por causa de esta negativa. ¡Yo no me corro!

¡Lee la Biblia!

(C.A.S.)/Una opinión personal