¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
¡Ay … los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!
(Isaías 5: 21, 23) /La Biblia RVR 1960)
El 80% de los medios de comunicación han coincidido en colgar un mismo titular en sus páginas, con alusión a la única noticia que les quita el sueño; “las agendas de Nadìn”.
Desde que la señora, primera dama, reconoció sus agendas ante la fiscalía que al fin le mostró las agendas originales, el 80% repite y repite el tildado “las agendas de Nadìn”; y resaltando que, al reconocerlas, ha venido mintiendo al país no reconociéndolas antes de que se la mostraran materialmente.
Pero, lo más interesante y lo que me mueve a escribir este artículo de opinión contraria al 80%, es lo que un prestigioso periodista anunciaba en su artículo que “repensaba el periodismo”; que la “nota periodística y la periodista” autora de esta nota “las agendas de Nadìn”, estaban en la cola entre otras notas, para ser premiada con un reconocimiento.
Me parece bien, que se premie al buen periodismo profesional y de investigación; pero, me parece muy poco profesional y periodístico a estas alturas, seguir con el título tendencioso “las agendas de Nadìn”, obviando verdades y derechos. El título revelador y pertinente de esta nota periodística, debe ser: “Las agendas robadas de Nadìn”.
Porque esa es la verdad y nada más que la verdad; que se metieron en la casa de la señora primera dama, evidenciándose una clara conspiración, rebuscando y sustrayendo las agendas personales de ese domicilio, entre otras cosas; y en una complicidad artificiosamente orquestada, estas agendas empezaron a ser paseadas y ofrecidas a quienes lo quieran hacer público. Se buscaba como hacen los que ofrecen cosas “robadas”, encontrar el mercado de “reducidores de las cosas robadas e ilícitas”. Y ya sabemos el resto de la historia; que una periodista fresca y confesa, declaró públicamente tener las agendas. Y para justificar la tenencia ilegal de las mismas, enredaba a la opinión pública con el pedido: “prueba grafotécnica” y solicitando la conformidad de la procuradora más mediática en ese momento. Desde entonces, insólitamente el circo continúa.
Por eso es tendencioso al error el titular “las agendas de Nadìn”; y es más verídico el titular “las agendas robadas de Nadìn”.
Como sea, los ciudadanos comunes y corrientes percibimos en la realidad nacional; que para unos “la ley y todos sus recursos de defensa para el debido proceso”, están disponibles y es aplicable al milímetro”; pero, para otros, sencillamente no es aplicable para su derecho de defensa.
Haciendo alusión a otro artículo que he leído de una periodista dominical: “Mujeres Fuertes”, con referencia al día de la No Violencia contra la Mujer que Naciones Unidas promueve en este mes; me parecía un chiste toda la reflexión (sin desmerecerla, por supuesto) y los argumentos de esta periodista: pues, aquí y ahora en el Perú, venimos lapidando cobardemente a una mujer, por el solo hecho de ser una política. Todos los días y a toda hora, le hacemos “bulín mediático”; pretendiendo dictarle lo que puede y no puede ser.
Les sugiero a los que quieran hablar sobre esta fecha especial que fomenta las Naciones Unidas, reparen sobre lo que dicen y tengan un poco de “sangre en la cara”; porque no tenemos calidad moral para hablar de la No violencia a la mujer. Porque practicamos todo lo contrario; hemos hecho un deporte de fomentar “la violencia mediática” contra una sola mujer.
¿“Mujeres Fuertes” ?, me parece que el denominativo le cae a la medida a la señora primera dama, que se mantiene contra viento y marea.
¿Por qué no repito los titulares que la mayoría de los medios repiten? Porque el 80% de los medios no me han convencido todavía; y no han logrado marear mi comprensión lectora.
Reflexionemos y rectifiquemos, debemos referirnos en justicia a “las agendas robadas de Nadìn”.
¡Lee la Biblia!
(CAS)/ En mi derecho de opinar