Un gobierno de equidad

“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime” (La Biblia, Proverbios 29:2)

Este dicho proverbial, expresa el anhelo de los pueblos, de tener “un gobierno de equidad” dirigiendo su destino nacional, satisfaciendo la demanda interna local y regional, respondiendo a las aspiraciones humanas legítimas y perdurables. Este anhelo de reivindicación social y humana, es el sentimiento de los pueblos en todo proceso electoral presidencial, especialmente a inicio de un nuevo gobierno.

El pasado 5 de Junio, en el Perú, se ha elegido al que presidirá a la nación por cinco años; que es el ciudadano electo Ollanta Humala Tasso, que nos da una lección de temple, resistencia y determinación. Porque ha sido capaz de enfrentarse solo contra el mundo mediático nacional e internacional, sufriendo desde el 2006 una dura persecución política y hoy, saliendo doblemente victorioso de esta lid electoral 2011, “contra viento y marea”. ¡¿De qué está hecho este señor?!

¿A qué se debe el triunfo del electo presidente Ollanta Humala Tasso? Por supuesto, al 51.482% de votos, según el conteo gradual de la ONPE, votos sumados entre sus partidarios que están convencidos del proyecto “nacionalista” del señor Humala, y el otro tanto de peruanos que votaron por él, reflejando un pragmatismo pero, con ética; reflejando dignidad, memoria histórica, análisis y criterio propio, difícilmente influenciable por el poder mediático. La anécdota de este proceso electoral final, ha sido la rapidez en la obtención de los resultados generales dando cuenta del ganador; gracias a las organizaciones extranjeras veedoras de este proceso y de la prensa internacional, que se mantuvieron vigilantes de los resultados definitivos. De otra manera, según “la matemática del fraude”, como lo señala la Biblia en “Eclesiastés” 1:15: “…lo incompleto no puede contarse”; todavía estaríamos esperando un resultado final; porque cuando se sustrae cifras, lo que queda es acomodar números, por lo que se requiere de tiempo en extenso, para cifrar un resultado.

Había por momentos, un enrarecimiento en el ambiente electoral, al saberse los resultados y la tendencia final de los números de votos, a favor del candidato de Gana Perú, el pasado 5 de Junio, cuando los periodistas “caseritos” hacían su análisis con el hígado, mezquina y reduccionistamente, (sin desmerecer a los analistas objetivos y democráticos); cuando se dio el segundo conteo publicado vía el ciberespacio; y cuando luego de una aparente demora, hizo su aparición el señor Ollanta Humala, en el mitin partidario de la victoria en la Plaza “ Dos de Mayo”, con la cobertura de solo tres canales: el 7, el 11 y CNN en Español. Gracias a la señora Patricia Janiot, periodista de este Canal CNN en Español, que de manera profesional mantuvo este proceso electoral de principio a fin, ante los ojos del mundo; y los medios locales sabían que ellos también, estaban expuestos.

La caída histórica de la Bolsa de Valores de Lima, el 6 Junio, indicaba el engreimiento y cobardía del capital bursátil; pero, todos saben, que la lógica del movimiento de cifras más o cifras menos, se debe a la especulación de los mismos; y que siempre hay quienes ganan y quienes pierden, en la subida o bajada de la Bolsa de Valores. Y que los que ganan, siempre son los más grandazos, que pueden vender y recomprar una acción.

Terminó la contra campaña torpe y monótona; y ahora empieza otra campaña, fina y creativa, en contra del electo primer ciudadano del país, Ollanta Humala. La nueva campaña se llama: “¡No se puede!…..” Es decir, como no se puede bajar el precio del gas, por factores x; como la Constitución ya tiene el artículo escrito, de lo que se quiere hacer; como el crecimiento está OK, el subsidio sería desestabilizador, como el actual presidente del Banco Central de Reserva, lo está haciendo bien, como hay un compromiso de respeto al crecimiento económico de parte del líder de Gana Perú, entonces: “¡No se puede hacer ningún cambio o modificatoria de nada! Y como: “¡No se puede!………entonces, que todo siga igual”. Y lo último ha sido, el rumor del terremoto a suceder en Lima, el pasado 10 de Junio; atribuyéndose la credulidad o ingenuidad de la gente, al miedo “por transferencia asociativa psicológica”, al señor Ollanta Humala; (esto sí que ha sido original).

Lo que ha evidenciado este proceso electoral 2011, es la intromisión en política de las grandes corporaciones privadas, que tienen su inversión macro en determinado país; esa intromisión lo hace principalmente, en políticas de Estado, dictando sus posiciones económicas a favor de sus intereses, de manera mediática, utilizando a ese “periodismo de componendas”, y auspiciando medios informativos de mayor sintonía, para que las preguntas periodísticas o análisis de toda realidad nacional, se haga conforme al cuestionario de preguntas o premisas, que son del interés de estas corporaciones privadas, más que del pueblo. ¿Cómo es que hemos llegado a esta situación los ciudadanos del siglo XXI? Hoy una Corporación Privada Lucrativa, es más grande que el Estado, en escala de influencia y de decisiones territoriales; y estas corporaciones privadas son las que califican a un gobierno “como bueno o malo”, siempre y cuando, no se crucen a sus intereses lucrativos y sean fieles servidores del gran capital. ¡Cuidado!, en el primer mundo y en la región, hay ciudadanos de a pie que protestan contra los privados, que forcejean sus economías nacionales y que piden privatizarlo todo.

Esperamos que este nuevo gobierno del señor Ollanta Humala, sea un “gobierno de equidad”, que sobre la base de lo logrado en democracia y crecimiento económico, distribuya ese crecimiento y beneficio entre todos los peruanos; en la región, la demanda de un “gobierno de equidad,” es un imperativo, para terminar con las desigualdades. Ese 48.518% de peruanos que votaron por la candidata de “Fuerza 2011”, son un conjunto diverso de fracciones de votantes, entre partidarios, pobres que responden a dádivas, gente sin memoria y vulnerables al poder mediático, interesados, pragmáticos sin ningún interés en lo ético y ricos, todos ellos reflejaron en su voto, por “la continuación de lo mismo”, por “que todo siga igual”, por “que sean pocos los que se beneficien”, por “que sean los privados los que gobiernen el país”. Pues, bien, otro ha sido el ganador; y ahora les toca a los pobres. Al “pobre agricultor”, que carece de tecnología, recurso y cooperación estatal; al “pobre indígena”, históricamente engañado y pobre; al “pobre trabajador jornalero”, sin seguro ni beneficio; al “pobre joven” de trabajo temporal; al “pobre niño”, desnutrido y sin protección; a “la pobre mujer trabajadora”, sin un reconocimiento salarial igualitario; al “pobre policía”, tantas veces maltratados salarialmente; al “pobre educador”, reserva de nuestra intelectualidad, y maltratado históricamente por los gobiernos anteriores; al “pobre militar”, soldado raso que vive del rancho, la propina y sin futuro; a “los pobres sindicalistas”, ninguneados y dispersos; al “pobre periodista”, tonto útil y sin derecho, contra los caprichos y prepotencias de los dueños de medios; al “pobre urbano- marginal”, tantas veces ilusionados con las visitas de candidatos, que se trepan a sus cerros; al “pobre rural-marginal”, tan distante del Estado; al “pobre estudiante”, que sigue tratando de entender todas las reformas que se han dado, y que sabe que lo que necesita son instrumentos y materiales pedagógicos, para mejorar las condiciones de estudio; al “pobre emprendedor”, exprimido como un mosquito por la SUNAT; al “pobre trabajador” de mineras y grandes empresas, categorizados como mano de obra barata; a “la pobre industria nacional”, tan despreciada por propios y extraños; al “pobre peruano”, tantas veces engañado por los gobernantes que eligieron; al “pobre país” con una riqueza natural diversificada, y que siempre le desalentaron, para que sean otros los que exploten e industrialicen esos recursos.

Nosotros somos los que votamos por el “¡sí, se puede!”; nuestra patria puede ser mejor y más grande; si todos los peruanos nos unimos, para valorarnos unos a otros, y empezamos la construcción de un “proyecto de futuro, de patria”, que beneficie y asegure los destinos de la presente y posterior generación de peruanos. Todo proyecto de futuro, de mejora, se da en un “proceso de tiempo”; el asunto es ¿cuándo empezamos? Alguien tiene que poner la piedra angular, y proyectarnos hacia esas mejoras y aprovechamiento interno de nuestras propias riquezas, de manera gradual y en el tiempo.

En la Biblia, “Proverbios” 29: 14, dice: “Del rey que juzga con verdad a los pobres, el trono será firme para siempre”; es un consejo para los que quieren gobernar con equidad. Escuchar la voz de los pobres, es asegurar la estabilidad de un gobierno.

Dios quiera, que este presidente electo represente patrióticamente al pueblo peruano, y que todo su gobierno, vele y trabaje por el interés nacional.

Y ¡que vivan los ricos! Y ¡que vivan los pobres!; en un nuevo “gobierno de equidad”.

(CAS)/César A. Salinas/ ciudadano del Perú