“…porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oídos oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis…”
(“Mateo” 13:13,14/RVR 1960)
Y esta fue la razón por la cual los judíos, que eran los destinatarios de la Acción Salvadora de su Mesías enviado por su Dios; lo rechazaron y lo clavaron en una cruz. Es decir, no lo reconocieron; aunque este Mesías, Jesús de Nazareth, les hablaba del gran Amor de Dios e hizo Obras milagrosas extraordinarias, que ningún otro personaje histórico habría hecho. Y fue así, que esa masa humana manipulable, cargada de rabia, decepción y cansancio, solo les bastó escuchar gritar a dos o tres personas entre el populacho, para repetir en coro y a voz en cuello: ¡Crucifícalo!
Empero, hoy, contamos con una revolución tecnológica audio-visual comunicacional y en redes dinámicas e instantáneas del día a día; en que una persona común y corriente, puede publicar su opinión o su criterio sobre ciertos temas o sucesos, libremente. La información es tanta, variada y accesible por estas tecnologías, que uno puede contrastar y obtener un resultado aproximado de una determinada realidad. Sin embargo, hay quienes pretenden controlar, manipular y distorsionar una realidad, mediante el uso de estas mismas tecnologías; y esto, por supuesto es algo ridículo.
“Las falsas noticias” en las redes, por ejemplo, es un intento de manipular o despistar a la gente de lo que realmente importa. “Los relatos noticiosos” que nos venden los grandes imperios mediáticos, y que repiten y repiten, procurando encajonar la reflexión del pueblo, y queriendo condicionarlo para que no “vean con sus propios ojos ni escuchen con sus oídos”. Se ha hecho típico, últimamente, ahora que los medios tradicionales escritos y televisivos han salido a las redes, ver las leyendas textuales que anuncian los contenidos de sus recortes periodísticos, casi siempre dedicándose a ellos mismos una alabanza, o despotricando contra alguien, y mayormente, sin ninguna correspondencia la leyenda textual con el contenido; develando su despropósito de sorprender a algún incauto lector y veedor.
A “las noticias falsas” hay que combatirlas, sencillamente identificándolas que son tales, y descartándolas; y ejercitando un análisis básico, que es la contrastación de la información.
Los resultados del Referéndum del pasado domingo 9, ha sido exactamente como los poderes fácticos mediáticos lo venían prediciendo; con ayuda o sin ella. Tanto es así, que un medio popular radio-televisora, daba el flash de los resultados de dicha consulta, no aludiendo a un medio oficial de este proceso electoral, sino validando los resultados en base a lo que otro canal privado y su encuestadora particular habían declarado como resultado de los votos del Sí y del No. Tan exacto ha sido el resultado, que parece que se hubiera votado robotizadamente, en relación a la pregunta 4; justo la pregunta que los medios periodísticos y el ejecutivo, anticipadamente aleccionaban a la población “como debiera votarse esta pregunta 4 y por qué”.
¿Un resultado electoral puede ser tan exacto a lo que predice una encuesta? Eso sería algo insólito.
Ahora, ¿qué ha entendido la gente con relación a esta Consulta? Que por cierto será vinculante a un futuro mejor de las leyes, de las instituciones representativas estatales, oficiales y democráticas, y que afectaran la vida política y social de nuestros pueblos.
Me parece, como dijo alguien, que el resultado ganador solo refleja el triunfo de los anti- Keiko, anti-Alan, anti-fujimoristas o antiaprismo. Los antis se han mantenido y son parte de nuestra historia pasada y reciente; pero, que se le ha venido alimentando en una campaña mediática de animadversión pre- referéndum, y en contra de estos personajes y partidos políticos.
Durante las campañas pre- referéndum, la verdad me causaba sorpresa ver y escuchar a personajes mediáticos, a quienes admiro por su inteligencia, tenacidad y versatilidad periodística, respirando su animadversión y su antipatía contra uno de estas dos personas, sin darse cuenta de su monótono relato.
Pasado el referéndum nos damos cuenta que todo continúa igual que antes; que la ley tiene que probar si son culpables o que tipo de delito puedan haber cometido los personajes contra quienes hemos votado este pasado domingo 9. Que nuestro odio, rabia o antipatía, no puede acelerar un proceso o sentenciar a las personas de las cuales sospechamos.
Pero, no nos distraigamos ahora, el fondo inicial y legitimo del referéndum fue encarar la mega corrupción, prendida como un bicho garrapata en el Estado, sustrayendo del tesoro público y de todas partes, todo lo que ha podido.
Los poderes fácticos mediáticos se sienten ganadores por los resultados del Referéndum del pasado domingo 9; y si prospera la ley de la no- reelección de congresistas, técnicamente los que formaron la mayoría congresal y los fujimoristas, han sido derrotados para el próximo quinquenio. Así que estos medios, mantendrán una objetividad fabricada, dándole rostro a la mega corrupción y a todos los males del Perú, manteniendo los reflectores en estos dos políticos de los antis. Y vendrán con todo, “para disolver, disolver, disolver” el actual Congreso de la República del Perú; y mantener así la “dictadura de los poderes fácticos económicos y mediáticos”.
Hay una preocupación latente de la población pensante, que pide y espera justicia contra la mega corrupción; y se preguntan: ¿Si el Estado con todos sus malos e interesados asesores empresariales, ha sido un mal negociante, porque todo lo ha negociado en su contra y a pérdida segura? ¿Quiénes son los que están negociando en el equipo del señor Vela ante los representantes de Odebrecht, confesiones e indemnizaciones, y a costa de sacrificar qué? ¿Y fijado lo que debe pagar esta empresa corruptora y corrupta, dicho monto será la suma total de años, de etapas y de que obras en la que ha defraudado, o será un monto parcial de obra por obra?
No será un triunfo de la ley, si solo se penaliza al partido político por “aportes de campañas” que excedan a lo permitido; si no penalizan también, extensivamente, a las empresas corruptoras sean nacionales o extranjeras, que inmiscuyan sus dádivas o aportes económicos a los partidos, o individuos políticos, para mangonearlos a su interés. Al final de cuentas, las leyes se innovan conforme van apareciendo otras modalidades delictivas. No nos hagamos los tuertos.
Esperamos que paralelamente, a los señalamientos o confesiones de Odebrecht, de políticos o personajes coimeados; se hable igualmente de los empresarios que se han enriquecido a costa del Estado, y paguen por sus crímenes económicos, retribuyendo al Estado lo defraudado.
Empresarios, funcionarios públicos y políticos son los que han defraudado al país; pero, no nos engañemos, son los empresarios los que más han ganado y los promotores de la corrupción en el Perú.
La justicia es el nivel superior más elevado del espíritu humano; por eso es lógica, pertinente, equitativa, imparcial, sancionadora y redentora.
¡Lee la Biblia!
C.A.S./Una reflexión crítica de lo que veo con mis ojos y discierno con mis oídos.