"No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos.
Así que, por sus frutos los conoceréis."
(Mateo 7:18,20/RVR 1960)
Compelido a comentar sobre la pasada “Fiestas Patrias”, antes que de hacerlo animosamente, escribo el siguiente comentario con sus
limitaciones. Porque, ¿qué es las “Fiestas Patrias” sino la fiesta de todos los peruanos? Y si es la fiesta de todos los peruanos, cada uno lo siente y lo expresa en su
particularidad, diversidad, localidad y regionalidad.
Muchos símbolos patrios son aludidos y resaltan en estas fiestas cada 28 de Julio; y entre estos símbolos está el mensaje del que preside a la Nación, nada menos que en el hemiciclo del Legislativo; mensaje que trae contentos y descontentos, conformidades y disconformidades, entusiasmos y desganos.
Pero, indudablemente, queramos o no, tenemos una visión limeña que condiciona la crítica a todo mensaje presidencial. Nos agrada lo verbal, la oratoria brillante o rimbombante, aunque sea demagógica o mentirosa.
No sé qué dirán las regiones, especialmente aquellas que han sido beneficiadas por este gobierno; tampoco sé qué dirán los jóvenes que sueñan con su carrera profesional o técnica, beneficiados también, por este gobierno. Los programas sociales, seguramente no le represente nada, a los que no tienen necesidades o limitaciones; pero, hay gente que vive otra realidad. La ideología utilitaria de esos lobistas del gran capital, para satanizar lo social, tildan de derroche asistencialista toda inversión económica a estos cuadros de pobreza o de limitaciones en nuestro país. Pero, considero que es tiempo de llamar las cosas por su nombre, desideologizando o despolitizando la demanda de desarrollo y de atención a nuestras diversas poblaciones; debiéramos promover el concepto de “inversión pública”.
Porque invertir en educación, en salud, en carreteras, en viviendas, en interconectividad, en poblaciones vulnerables, en el futuro de una nueva generación; eso es inversión pública. Y toda inversión pública es la que se queda y favorece al común de nuestras poblaciones. ¿Queda mucho por hacer? Sin lugar a dudas que sí. Pero, por algo se empieza y se avanza.
En este cuarto año del actual gobierno, debemos felicitarnos, porque este gobierno tuvo otro estilo de gobernar en democracia.
Porque estoy seguro de que si el señor Humala, elegido como “el mal menor”, hubiera sido ese “chavista satanizado o radical”, hay quienes por un lado hubieran dicho: “Nosotros tuvimos razón” Pero, no la tuvieron. Y si hubiera sido ese “rojo intolerante ideológicamente”, hay otros que hubieran dicho: “Que machazo, no le tiembla la mano para tirar bala, torturar o encarcelar a toda oposición, con razón o sin razón”. Pero, felicitémonos, porque fue diferente su estilo de gobierno.
Termino este breve comentario con la siguiente observación:
Que ya se ha hecho evidente, que hay personajes infiltrados aliados a la corrupción o en pacto con intereses particulares, que pululan, son parte del gobierno o de su entorno, desde los gobiernos anteriores; y ese mismo entorno y personajes se colaran en el próximo gobierno.
Entonces ¿contra quién o quiénes luchamos?
Porque acusar o criticar solo a la persona del presidente, la verdad, que es una crítica muy fácil.
¿Este gobierno tiene muchas cosas negativas que criticar? Sin lugar a dudas que sí; pero, también tiene algunas cosas positivas que mencionar y alguien tiene que resaltarlo ¿No les parece?
¡Saludos patrio!
¡Lee la BIBLIA!
(CAS)/Un comentario personal