“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
(Evangelio de “Mateo” 6:24/RVR 1960)
Todo el esfuerzo personal, romántico y cotidiano que realiza todo ser humano mediante su trabajo del día a día, cual fuere, lo hace por una honrada y justa remuneración; buscando el bienestar familiar de todos sus seres queridos. Pero, hay quienes, aceptando sobornos, se someten a la codicia de obtener por la “vía rápida de la deshonestidad”, voluminosos ingresos extras para el disfrute de una necia y clandestina vida de placeres, que lo lleva hasta el extremo de perder o corromper a su propia familia.
Estas personas que logran enriquecerse fácilmente, son los que han aceptado como “señor” al soborno y la corrupción. Y ahora, viven una vida fingida, clandestina, sin principios, sin remordimientos, sin verdadero amor de familia; sin respeto por la patria y sin temor de Dios; terminando convertidos en cínicos actores y como marionetas de los grandes intereses.
En Venezuela, hace poco el Partido “Chavista” ganó por elecciones, una mayoría respetable en su Parlamento Nacional; por ser un partido, quizá el único organizado y consistente, que tiene una idea clara de país y que es el actual gobierno de esta nación. A diferencia de esas “agrupaciones de oposición”, que siempre terminan sobornadas o corrompidas por los intereses económicos de esas Corporaciones Transnacionales que lo mangonean; intereses que, además, hacen que se peleen entre ellos, por decidir quien será el que maneje la fortuna en el haber de esta “oposición.” Por eso son derrotados continuamente, como ahora, terminando lloriqueando, y pidiendo ridículamente a un país extranjero, que intervenga para deslegitimar dicho resultado en su contra. Y con este berrinche, delatan descaradamente a quienes son sus “señores”.
En Perú, nuestras izquierdas no son un partido consistente; sus divisiones son su modus vivendi. Se pelean entre sus cabezas, y sus bancadas congresales se deshacen como la mantequilla, ante el calor de sus contrapuestas ideas, liderazgos o intereses cruzados parlamentarios. Se prestaron para boicotear el congreso anterior; (provocando una decepción en quienes teníamos una positiva expectativa por algunos de sus personajes) y para denigrar al naciente y legitimo gobierno constitucional de Merino. Y apoyaron la sustitución de Merino, por un personaje teórico y “onegista”, en la presidencia.
Yo particularmente, no considero que sea un movimiento de izquierda, la que se presta o alquila, para los intereses de Soros, el destructor de economías nacionales; que parece haber metido dinero o comprado canales de televisión; o haber alquilado o comprado “un partido político”. En todo caso, nos daremos cuenta en breve, quienes son los que sirven a este “señor”.
En la hora final de la “Vacuna Mágica” que terminará con los males del mundo; hemos de reflexionar sobre la millonada de dinero que se ha metido en los medios, para que periodistas se ganen su bono extra, manteniendo una propaganda insistente sobre la vigencia de la “Pandemia por el COVID-19” y la necesidad imperiosa de una vacuna. Resultando de esta propaganda, que se ha desaparecido del vocabulario el término “resfrío o gripe estacionaria”, para renombrarla con el nuevo término “corona virus”, que es el que provoca ese resfrío o gripe. Y a lo “estacionario”, lo renombran como “nuevas olas”. Y lo último, ha sido el término “re-infección”, para contradecir lo que científicamente se denomina “inmunidad colectiva o de rebaño”. Y usan al mismo doctor popular que decía, “que una aglomeración al aire libre hacía inefectiva el contagio”, para que promueva este nuevo término propagandístico “re- infección”; pero, quién le puede creer ahora. En todo caso, estamos en la prueba final de saber “a que señor servimos”.
Yo considero que toda vacuna es insegura, por estar en la categoría de ser “una vacuna experimental”; que no sabemos en el presente, cuales serán los efectos a largo plazo que tendrán en sus organismos los vacunados. Y haciendo un juego de lógica, también diríamos: “Da que pensar una vacuna elaborada para un “virus del 2019, que siguiendo la lógica científica ha mutado en el 2020; y que se aplicará en el 2021”.
Además, considero que la “vacunación” será una falacia; porque no terminará mágicamente con los desastres naturales que diferentes pueblos en Europa, Asia y América están sufriendo; no terminará mágicamente con los feminicidios, con la delincuencia o el narcotráfico; no terminará mágicamente con el desastre social que nos ha dejado estas cuarentenas; no terminará mágicamente con la perdida laboral, la recuperación económica o con el tiempo que nos tomará recuperar nuestras vidas; no terminará mágicamente con la catástrofe de Gobiernos o Estados Fallidos, a causa de la gran corrupción; no terminará mágicamente con el egoísmo de unos pocos en contra de los muchos. Así que los gobiernos del mundo deben decidir, “a que señor quieren servir”.
Para terminar, les comparto que en la lista de los sorprendentes y grandes desastres naturales, que se están dando en el mundo; el primero y más recurrente de todos son las inundaciones por agua. Como cristiano, lo que interpreto del cuál sea el Mensaje de Dios, en este hecho; es recordar que, por ese desprecio a la vida de los semejantes, Dios trajo el Diluvio como manifestación de sus Juicios sobre la maldad de aquella generación.
Señores médicos y científicos, además de reunirse para “aprobar una vacuna experimental”; ¡declaren!, ¿de que murieron esos ancianos de Italia y España por lo que empezó la alarma por este virus? ¿Qué implicancia tuvo la vacuna que se les fue aplicada a fines del año anterior?
Dios no dejará en la impunidad tantas muertes registradas y olvidadas tan ligeramente. Así que, señores médicos y científicos, decidan: “A que señor servirán”.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) / Una voz de alerta en reflexión