“Tronó en los cielos Jehová y el Altísimo dio su voz…”
“El convierte los ríos en desierto, y los manantiales de agua en sequedales; por la maldad de los que la habitan”
(Libro de los Salmos 18:13/107:33.34)
La tremenda maquinaria a la cual llamamos Naturaleza, se mueve de manera automática, sin control humano; y casi siempre su movimiento produce el sustento y la seguridad para toda criatura que respira bajo este sol.
Pero, la Biblia nos enseña, que Dios tiene los botones de control de esta Naturaleza, haciéndola su instrumento para bendecir, o para ejercer castigo, sobre los ingratos que no agradecen ni tienen temor de Dios. Está escrito: “Ni las hojas de los árboles se mueven si no es por su poder”.
Los profetas del Antiguo Testamento eran las voces inteligibles de parte de Dios; ellos advertían, concientizaban, predicaban y llamaban al arrepentimiento al pueblo elegido, para que desistan del camino de rebelión en contra de Jehová, el Dios verdadero. Pero, cuando el pueblo se mantenía obcecado en su rebelión y en la dureza de su corazón, Dios apartaba a los profetas delante del pueblo, y traía sus juicios de castigo que se expresaba en el tronar del cielo y la alteración de la naturaleza que traía plagas y destrucción.
Hace un poco más de una semana, se dio una marcha pública del Colectivo “Con mis Hijos No te Metas”, Colectivo que está representado por grupos cristianos, padres de familias y ciudadanos pensantes, preocupados por la familia, los valores y la educación. Los poderes ocultos, empezaron a usar esta Marcha como “una cortina de humo”, caricaturizando a este Colectivo, calumniando a sus líderes religiosos, y esos medios de comunicación, que están atrapados en el fango de la corrupción de Odebrecht, fomentaban la burla y el irrespeto a la fe cristiana.
A la Marcha de este Colectivo “Con mis Hijos No te Metas”, se le ha pretendido encasillar en denominativos políticos que ya están desfasados en la actual época: “la derecha izquierda o la izquierda derecha”. La verdad que esta Marcha ha sacado del closet a “esos heterofóbicos intolerantes”, (aquellos que, contra todo, quieren imponer un mundo “homo”, o sea “igual”); y renuncian a su medio de comunicación, porque no quieren estar en la misma casa del otro colega que piensa diferente a ellos. Y ha despertado los temores de aquellos que se creen dueño de las “noticias”, o de la “política”; porque este grupo humano de ciudadanos independientes, “Con mis Hijos No te Metas”, están fuera de su control.
La sobreviviente Evangelina, ha emergido del barro del desastre, y nos trae un mensaje profético, que, si la escucháramos atentamente para imitarla, tengan por seguro que mañana mismo la Naturaleza se convertirá en benigna; “Le pedí a Dios, que me diera fuerzas…” Y Dios le respondió.
El Salmos 107, es un testimonio de la misericordia de Dios; pero, esa misericordia de Dios llegará a nosotros, cuando ¡Clamamos a Él!
“Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, por cuanto fueron rebeldes a las Palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo.
Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones; cayeron, y no hubo quien los ayudase.
Luego que clamaron a Jehová en su angustia, los libró de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones.
Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres”
(Salmos 107:10-15)
En este momento me uno a #Una sola fuerza, para aportar todo lo que tengo, mi fe en Dios; y para pedir a nuestros pueblos: ¡Clamen a Dios!, en esta presente angustia. Y a mis consiervos y pueblo cristiano, en el Perú, oren a Dios, perdonando a nuestros ofensores.
Oración de fe: “Desde nuestra angustia y en medio de estos desastres en mi pueblo, ¡a ti clamo!, Dios de los cielos; perdona nuestras rebeliones, perdona la insolencia y la ingratitud de mis conciudadanos. Perdonamos, también, a quienes nos han venido ofendiendo; ellos todavía no saben quién eres; pero, nosotros te conocemos y sabemos que eres un Dios de perdón y de misericordia. ¡Oh mi Dios!, te lo ruego, por tu Hijo amado Jesús de Nazaret, que cesen las nubes negras, las lluvias, los huaycos y los desbordes de los ríos. ¡Padre Santo!, que baje la temperatura del mar de nuestra costa peruana. Y que esta generación sepa, ¡que hay Dios sobre los cielos y que Él tiene misericordia de quienes claman a Él!”
¡Gracias Padre!, porque siempre nos escuchas. Amén.
(C.A.S.) Una reflexión y llamado a la oración.