La verdad contrapuesta
“Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”
(Evangelio de “Juan” 3:23/RVR 1960)
I
Venimos de un contexto de muerte, que nos acompañó todo ese año 2020 que nos traspasó; fue todo un espectáculo tétrico ver cadáveres regados públicamente por doquier, en calles, hospitales, camiones; enfermos apestados, amotinados, esperando atención, y a una población aterrorizada por una información subliminal, por un “virus” que hasta la fecha se mantiene en el misterio su constitución y que computacionalmente ya cuenta con más de 18 mil mutaciones, características o variantes. Es decir, “el animal sigue con identidad anónima”. Y desconcertados por un Organismo Mundial “que decía, se desdecía y volvía a decir”, acerca de medidas que no resultaron en ser la solución para “todos los males del mundo”, que padecimos en ese contexto de muerte.
Hoy se quiere obviar a todos esos cadáveres, a esos muertos con nombres y apellidos, que fueron llorados en el mundo por sus familiares y dejaron un gran vacío en el alma de cada uno de ellos, que hasta hoy se siguen preguntando: ¿Por qué pasó lo que pasó?
Acaso no debe ser el trabajo de la ciencia averiguar, investigar, cuestionar, explicarnos cuáles fueron las causas reales de todas esas muertes. ¿Por qué se pretende marginar a la ciencia y denigrarla por hacer su trabajo? ¿Por qué se opta por el misterio y por el silencio de los que cuestionan o tienen una opinión científica antagónica?
Mi humanidad se rebela y me hace reclamar: ¡Que tantas muertes no pueden quedar en la impunidad o en el olvido!
Mientras que el Dios Altísimo nos sigue dando voces mediante su instrumento de juicio, que es esta gran maquinaria a la cual llamamos naturaleza, que se convulsiona y hace pedazos cada día a nuestro transitorio mundo, demandando por la sangre de todos esos muertos.
II
Fueron médicos, científicos y la sapiencia de los pueblos, que se atrevieron a buscar una explicación a este mal colectivo, y que encontraron otros protocolos, otros remedios, que lograron rescatar la salud y las vidas de sus enfermos. Y porque no decirlo, mitigaron la mortalidad.
En mi país Perú, había un decir del pueblo en ese contexto: “¡No vayas al hospital! ¡Ni loco!”. (“¡Porque allí te hacen una encerrona y sales cadáver!”).
Y ante la información terrorista mediatizada, de “mutaciones o nueva cepa o nuevas olas, como si eso no fuera natural”, y aunque nos consideren inválidos para pensar, tomar decisiones o darnos cuenta de la realidad; no creo que esta vez el pueblo caiga en lo mismo de dejarse llevar sensacionalistamente a la inacción. Porque ahora tiene presente su ibuprofeno, su ivermectina, su cloro de dióxido, sus hierbas medicinales, su cuidado y fortalecimiento de su sistema natural inmune, la información científica libre y sus médicos éticos que no envían a sus pacientes por la tangente.
Estoy hablando por supuesto, de mi país; escuchando a los que se creen dueño del pensamiento colectivo, que afirman subliminalmente que la “vacuna es la solución absoluta”. Y quieren resolverlo todo a “lo norteamericano, a lo inglés, a lo europeo, o a lo chino”. Así que como la “reina de Inglaterra se vacunó”, nosotros todos también debemos vacunarnos; como en Estados Unidos ya están vacunando, nosotros también tenemos que empezar incluyendo su vacuna que es casi 100% eficaz; que como el “Papa romano” ya se vacunó, todos los religiosos del mundo también deben hacerlo; y etc., etc...
Teniendo en casa un eficaz remedio preventivo como la ivermectina; y una vacuna peruana cuyo laboratorio está dispuesto a darlo gratuitamente, a toda su población, con una eficacia de inocuidad y de cero repercusiones secundarias.
Pero, así somos algunos peruanos de acomplejados.
III
Salvando el quedar en la etiqueta de “anti- vacuna”, aclaro que no me resisto a aceptar el aporte de las vacunas para aquellas enfermedades que hemos sufrido históricamente, como la viruela, la polio, la peste, el sarampión, etc. Y aclaro que cuando me refiero a “los pro vacuna”, me refiero al lobby y a estas vacunas que se han hecho a la carrera, saltándose los tiempos de comprobación para superar a este supuesto virus COVID-19; que aceptándose haber “mutado en el 2021”, se insiste en querer aplicarlo a todo el mundo.
Y como no estamos hablando de carros, aviones o de cinturones de seguridad; sino de la salud y de la vida de nuestra población; y, además, decíamos que venimos de un “contexto de muerte” en nuestra historia reciente; no podemos tomar a la ligera esta solución subliminal, con una “vacuna todavía en fase experimental”. Como si los errores adrede o por ignorancia, no hubieran costado la vida de tanta gente.
Según la posición de científicos que cuestionan a estas “vacunas exprés”, ellos apuntalan lo siguiente:
* “Entre estas vacunas algunas de ellas contienen componentes como el Adenovirus del Mono, por ejemplo, que nunca se han utilizado y que no se puede medir en el presente, las reacciones posibles en el largo plazo para el organismo humano”.
* “Que no trae una cura para la enfermedad, sino que es un preventivo de reacción inmunológico de breve duración, dos semanas; y que no garantiza que no te puedas contagiar de la misma enfermedad de la que te quieres proteger.”
* “Como los virus mutan constantemente, como, por ejemplo, el virus de la gripe, entonces vas a tener que revacunarte cada año; pero, la ciencia hoy cuestiona a estas vacunas de la gripe, por ser causantes de reacciones adversas; algunos señalan, por ejemplo, que provocan abortos involuntarios, y la confabulación con el virus COVID-19”.
* “Como se ha saltado el tiempo de comprobación de todas las posibles reacciones en el organismo humano; nadie te puede garantizar con seguridad las reacciones benéficas o nefastas, que provocará en tu organismo, de aquí a cinco o diez años.”
* “Como no se ha logrado pasar a la categoría de seguridad, por todo lo dicho; entonces estamos en un nivel experimental; y los que se vacunan, deben estar consciente que están aceptando experimentar voluntariamente una posible cura o un daño permanente en su organismo.”
IV
El individuo existe; no somos maquinas que funcionamos o respondemos igual. Y es en esta realidad individual, en que nos encontramos con un natural sistema celular tan perfectamente armonioso, que compone a nuestra humanidad individual, y hace que tengamos infinitas y distintas reacciones. Especialmente, cuando un agente o elemento extraño invade nuestro organismo, altera esa armonía y provoca resistencia.
Es solo un decir, cuando se afirma que estas vacunas “tienen un tanto por ciento de eficacia”. Eficacia ¿para qué? ¿Para que te lo puedas inyectar? ¿Para que no tengas ninguna reacción adversa en el momento?
Pero, no es segura en ningún porcentaje, en relación a las reacciones que puedas tener en el largo plazo.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) /Una preocupación humana y ciudadana hecha pública. (Quedo librado de vuestra propia responsabilidad.)