“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.
Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre…”
(“Mateo” 24: 36-37/ RVR 1960)
Prologo
Los tiempos que vivimos en realidad son muy confusos; pareciera que todo anda en retroceso. Que habiendo logrado conseguir una civilización de paz, por acuerdo y consenso internacional, después de haber experimentado y superado los males de las grandes “guerras mundiales”; hoy queremos destruir nuestra paz y seguir escalando una guerra en que todos pierden.
Vemos, además, un siglo XX que estaba en transición con el siglo XXI, con sus rostros representativos envejecidos; mostrando a una “generación pasada que no se quiere ir”. Unos para mal, tratando de mantener lo peor del siglo pasado; y otros para bien, tratando de traspasar como herencia, lo mejor del siglo que se fue, como son la civilización de paz, de los valores patrióticos, culturales, democráticos, religiosos y humanistas; y una comunidad global con reglas, con justicia, y con reciprocidad en los beneficios, por el planeta que nos es común.
Una respuesta
En este Capítulo 24 del Evangelio Canónico de “Mateo”, Jesús, el Hijo de Dios, empieza su Discurso Escatológico, condicionado por las preguntas que le hicieron sus apóstoles. La pregunta fue: “Dinos, ¿Cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”
Por lo que la respuesta directa a esas preguntas, las encontramos en estos versículos 36 y 37 de este mismo capítulo, en cuyo texto ubicado en el encabezado de este artículo, Jesús declara: 1) Que el día y la hora nadie sabe, solo el Padre Celestial. 2) Y dejándonos el dato, que su venida será como “en los días de Noé”.
Para después señalar, como era la generación de Noé: “Que antes del diluvio: comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento; hasta que Noé entró en el Arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y los arrasó.” (38)
Es decir, la última generación antes de la Venida del Señor tendrá semejanza con la generación de Noé, antes del Diluvio.
Las Semejanzas
Jesús indica dos semejanzas; una explícita y la otra implícita, en lo que respecta a la generación de Noé que sufrió el Diluvio, y la generación de los “últimos días”.
En la Semejanza 1: Jesús señala que como en los días de Noé, la gente continuará con su vida y ocupaciones naturales; es decir, comiendo, bebiendo y haciendo familia, hasta que venga el “último día” arrasando con todo.
En la Semejanza 2: Jesús señala que la generación de Noé “no entendían lo que se les venía encima”. Seguramente, esta pasada generación veían las señales que les daba el clima; percibían que las cosas ya no eran lo mismo que en los tiempos pasados. Pero, no entendieron, sino hasta que el diluvio los arrasaba, dándoles conciencia que este cataclismo universal, ponía fin a todo ese mundo antediluviano, determinado por la justicia de Dios.
No entendían que su modo violento y despreciativo de la vida humana, aceleró y trajo el juicio de Dios sobre toda esa generación. Pues, su modo de vivir fue la causa de su castigo. En “Génesis” 6:13, se declara: “Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo la destruiré con la tierra.”
Y nuestra generación coincidentemente, es tan violenta o más despreciativa de la vida humana, que la generación de Noé, con su violencia bélica, sus cálculos estadísticos genocidas; sus leyes contra la vida; su enriquecimiento ilícito acosta de sus semejantes y el futuro de los pueblos; su caótica inseguridad y el engaño contra la salud; su distorsión de la naturaleza humana y su desprecio a Dios y a sus Leyes Morales.
Los no entendidos
Hoy en día, los eventos catastróficos se han convertido en los sucesos cotidianos que marcan nuestro día a día. Son comunes descripciones como “cambio climático”, “contaminación”, “dióxido de carbono”, “cumbres por el clima”, “lluvias torrenciales”. “anomalías atmosféricas”, “niño global”; “descongelamiento polar”; etc. Y la ciencia nos da explicaciones científicas, nos dan razones de aquellos factores que lo provocan y de cómo superarlas.
Pero, continúan sin entendimiento e imperceptibles del factor= Dios y sus designios finales. ¡No podemos vivir de cualquier manera sin que nos alcance su justicia!
En el Salmos 90 de la Antigua Escritura, el Profeta Moisés intercede por la experiencia histórica del Pueblo de Israel; entendiendo que los altibajos en ese peregrinar de su pueblo, se debe al hecho de estar andando en buena o mala relación con Dios. Obras bien, hay bendición de Dios; obras mal, solo espera el castigo y la frustración de tus pasos. Y en el intermedio de su Oración intercesora, pregunta al Altísimo: “¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?”. (11)
Esta generación presente y en vísperas de los últimos tiempos, “está sin entendimiento de lo que nos trae la indignación de Dios”.
Como la generación de Noé, desestimamos las alarmas que nos da la gran maquinaria de la naturaleza, acerca de los Juicios de Dios.
Ya tenemos demasiadas muertes, en esta guerra provocada del hombre en contra del hombre; aunque hallan quienes deprecien la vida humana.
Depende de nosotros, demorar o acelar el final de nuestros días en el planeta tierra.
Todo depende de nuestro aprecio o desprecio por la vida del semejante.
Epílogo
Pequeños hombres siguen en su soberbia de querer controlar el mundo; aunque en el periodo de la pandemia se ha demostrado, que no controlan nada.
El mundo es demasiado grande, y solo puede ser controlado por un Dios Grande; los hombres pequeños a la larga o a la corta, solo son ejecutores de sus designios divinos.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) / Reflexión escatológica sobre la última generación