La era del fin...

 

“…Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entro en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

 

(Jesucristo/” Mateo” 24:38/RVR 1960)

 

 

Hasta hace poco, el mundo de las ideas y de las opiniones publicadas, parecían haber enloquecido; porque se escuchaba llamados belicosos, queriendo provocar enfrentamientos entre las grandes potencias, tratando de construir un relato “de guerra inevitable”, al puro estilo de las películas de ficción, cuyo argumento se basa en dementes personajes con ansias destructivas y en razones que pueden ser cualquier tontera, para justificar dichas “guerras inevitables”. Obviando esa gran frase concientizadora, dirigida a los aprendices de héroes: “Un gran poder, demanda una gran responsabilidad”.  Y las grandes potencias nucleares saben que deben mantener   la sobriedad y el temple, ante cualquier provocación, evitando caer en ese juego de “guerras inevitables”; porque sino sería el acabose de nuestro maltratado planeta y, en consecuencia, de toda vida que lo habita.

 

En este contexto descrito, se han venido dando los grandes desastres naturales, que están afectando sobre manera, a la población y regiones del mundo; presentando todo un panorama de destrucción y pérdidas irreparables de vidas humanas.

 

Los espaciados de “los ciclos de grandes desastres naturales”, se han venido acortando desde el siglo pasado; es decir, los grandes desastres naturales se repetían, por decirlo de alguna manera, cada 50 años, cada 15, cada 5 y, por último, cada año. Pero, ahora, da la impresión que estos “ciclos de grandes desastres naturales” se dan y se repiten en un mismo año. Lo estamos viendo y sufriendo en este presente 2018; y parece que este comportamiento de la naturaleza se hará habitual en adelante.

 

¿Estamos ya en el tiempo del fin del mundo?

 

Es una pregunta valida; por todo lo que estamos pasando en la generación actual. Y lo que debemos aclarar es la idea equivocada que se tiene “del fin del mundo”; que no será por algo fulminante, en un solo día de 24 horas. Sino que habrá “una era del fin del mundo”, y por desgracia esa “era del fin” ya inició. Cuanto tiempo durará, no lo sabemos, pueden ser días, meses o años; solo Dios lo sabe en su sola potestad.

 

Es interesante reflexionar sobre las profecías bíblicas, en lo que respecta a sus declaraciones o revelaciones; en que se usan palabras o términos tan sencillos, tan simples, que los incrédulos tienden a querer ridiculizarlos; pero, cuando estas profecías se cumplen en su tiempo, esas sencillas palabras se vuelven tan trascendentales, tan exactas en sus descripciones, que la tendencia a la  alta, se da en utilizarlas comúnmente, para explicarnos a nosotros mismos un hecho de la historia de la vida real, de carne y hueso, y de apegos afectivos e instintivos a las cosas que componen a nuestro mundo.

 

Jesucristo, el Señor, declara que “la era del fin”, será “como los días de Noé”, antes del gran desastre universal que desapareció a todo ese mundo antediluviano; por causa de esa violencia generalizada y predeterminada, en la mente y corazón de aquella generación. Señalando que la gente seguía en su rutina de cotidianidad y de indiferencia a las señales que seguramente se dieron en la atmósfera de aquellos días. Y lo más grave, describe a la generación de Noé, como inperceptivos e incapaces de darse cuenta de la tremenda amenaza que ya estaba sobre ellos; y que solo tomaron conciencia de la gravedad de la situación en  que vivían, solo cuando el diluvio los arrasó.

 

“No entendieron hasta que…”; ya es típico escuchar esas voces tranquilizadoras que nos dicen y nos explican, que lo que sucede en el mundo entero, es normal, atribuyéndolo a los ciclos de grandes desastres naturales que son parte de la historia planetaria. Y otros, de una manera científica nos aseguran, que la vida sobre la tierra puede extinguirse como ya sucedió en otros tiempos; pero, no se preocupen, “que después, pasado millones de años, volveremos a aparecer”. ¡Qué consuelo! (Lo digo con ironía).

 

¿Somos acaso una generación inperceptiva de los juicios de Dios, como lo fue la generación de Noé?

 

No lo sé, cada uno tendrá que responder a ese cuestionamiento; solo se que estos múltiples y cada vez más severos desastres naturales, deben llamarnos a la reflexión cristiana.

 

Y en la reflexión cristiana bíblica se nos explica, que estos grandes y graves eventos incontrolables de desastres naturales, nos anuncian “la llegada a nuestro planeta del amado Hijo de Dios, Jesucristo”.

 

Dios, nuestro Dios, es un Ser Moral; y como Legislador de conciencias, juzga las buenas acciones bendiciendo o sancionando las conductas amorales de los seres humanos.

 

No podemos vivir y actuar de cualquier manera; porque hay un Juez de toda la tierra, que hace justicia y fija los limites de nuestra existencia humana.

 

Y en esta presente “era del fin”, según la historia lineal de salvación del mundo, solo caben estos nuevos mensajes:

 

“Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. (Apocalipsis 14:7)

 

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”.                                                                                                             (Apocalipsis 22:11)

 

 

¡Lee la Biblia!

 

 

C.A.S./Un mensaje reflexivo dirigido a la generación de “la era del fin…”