“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrán hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios..” (2da. Timoteo 3:1-4)
Adam Lanza, joven de 20 años, un ser perturbado psicológicamente, es el nuevo protagonista de la matanza de 20 niños y 7 adultos docentes en una escuela elemental del pueblo de Newtown , en el Estado de Connecticut, Estados Unidos, el pasado 14 de Diciembre. Entre sus víctimas se encuentra su propia madre natural. Quizás no se sepa a ciencia cierta sobre los motivos que indujeron a este joven a cometer este civil asesinato mùltiple escolar; porque en el máximo mental de su perturbación psicológica, atentó contra su propia vida. Y ahora a los especialistas estatales de la salud mental y a la policía investigadora, solo les queda deducir los funestos motivos desde el entorno referencial familiar y social, más próximo a esta personalidad especial.
El gran país del Norte en nuestra región americana, con todos los casos que se vienen dando de atentados civiles de asesinatos mùltiples en ambientes escolares o de estudio, por estas personalidades perturbadas, seguramente ya tienen un perfil psicosocial o psicopàtico de estos personajes funestos. Los perfiles de estas personalidades perturbadas, debieran desarrollarlo seria y profesionalmente, para implementarlo en los centros escolares o de estudios secundarios y universitarios, como una enseñanza transversal o un curso especial, para que directores, docentes y estudiantes, puedan detectar los signos característicos de estos tipos de personalidades, y anexados a una alerta vía telefónica, con una policía o política especial, puedan vigilar o tratar terapéuticamente a la salud mental de estas personas perturbadas y con tendencia criminal. (No todos los seres perturbados atentan contra la vida de otras personas).
Adam Lanza, era parte de una familia disfuncional, padres y hermanos separados. Una madre docente, seguramente con muy poco tiempo de dedicación a la convivencia familiar con el hijo en casa. Adam Lanza, era seguramente el hijo crecido en casa atendido por las “niñeras tecnológicas”: Los PlayStation y el tiempo libre para escalar los diferentes niveles; la computadora y su nexo con alguna rara red social; la televisión y preferencias por películas o series de insana violencia; y la soledad o ausencia de calor familiar durante horas en casa, que va alimentando el alma de las ideas más aberrantes.
Adam Lanza, por referencia a las personas que fueron víctimas de su violencia criminal, indica que fue una persona en la cual no se desarrolló ni un ápice de conciencia moral, selectiva ni afectiva; pues, dio muerte en su arrebato de locura, a su propia madre, profesores y a tiernos niños inocentes.
Debemos decirlo, el carácter de la nueva generación del siglo XXI está marcado por esa inconciencia entre los límites del bien y el mal; por un egoísmo desmesurado; una implacable ira y una escasa capacidad de tolerancia. Esta generación del siglo XXI esta huérfana de ejemplos positivos y morales, que lo encaminen hacia el sentido real y asertivo de la vida.
La sublimación de la violencia sin censura, los atajos delincuenciales para hacer fortuna, la amoralidad, la injusticia, la impunidad, los abusos de poder, en suma, los malos ejemplos, que se mediatizan en realidades virtuales y en el mundo real, son el referente social contextual de esta sociedad moderna.
Esta generación del siglo XXI necesita de padres que sepan acompañar a sus hijos y ser ejemplos morales, afectivos y positivos; necesita de autoridades que sepan salva guardar el proceso de desarrollo y orientar la formación en valores de esta nueva generación.
En nuestros colegios cristianos evangélicos en el Perú, acostumbramos cada día a dedicar un tiempo a inicios del tiempo de clases, para la reflexión de las enseñanzas cristianas bíblicas, a manera de captar problemáticas familiares que estén sobre cargando el ánimo del alumnado y orientarlos, para terminar orando a Dios, por sus necesidades familiares, afectivas y espirituales. Y seguimos el plan tutorial semanalmente, para encarar reflexivamente problemas e intereses reales de nuestros educandos.
En una clase de Educación Cívica y Familiar, tratábamos como Problemas Familiares, el “problema del divorcio”, y preguntando el profesor a los alumnos del grado de segundo de secundaria, cuántos de los alumnos presentes tenían este problema en casa, casi la totalidad del alumnado en dicha aula, afirmaba que ese era su realidad. Ante esta constatación, solo así el profesor pudo entender la avidez de estos niños detrás de su desorden y escandalosas voces, que en el fondo buscan que alguien se interese por ellos; solo así pudo entender la amoralidad de algunos en su conducta y los lapsos de ensimismamiento de otros que por momentos desconciertan, expresando inesperada e incoherentemente que desean morirse.
Para luego el profesor orientar y reforzar: “No piensen ustedes que las familias felices vienen de aquellas familias de matrimonios que nunca se divorciaron; eso es relativo. Ustedes no han podido elegir a sus padres y no pueden cambiar las decisiones que ellos han tomado; pero, sí ustedes pueden escoger la clase de familia que anhelan tener, cuando decidan su propio futuro. Las familias felices también vienen de hogares disfuncionales, porque solo ellos saben de la gran soledad que se siente en casa; de esa necesidad de afecto y de esa envidia al ver la felicidad de esos compañeros que tienen papá y mamá juntos. Ustedes en su momento sabrán escoger…”
La generación presente necesita de ejemplos positivos; necesita de padres y autoridades confiables; necesita de un sentido ético de las decisiones morales que toma cada día.
¡Lee la Biblia!
César A. Salinas/ Una reflexión social-familiar.