“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (La Biblia, Santiago 2:19/RVR 1960)
Esta epístola del apóstol “Santiago”, de carácter universal y social, nos orienta a interpretar el verdadero concepto de lo que implica “tener fe”, “creer en Dios”. Se nos dice que los demonios, el diablo, están conscientes que hay un Dios superior a ellos, un Dios de Justicia. Sin embargo, aunque se puede calificar de creyentes a estos demonios, porque temen a ese Dios único; estas criaturas extrañas continúan siendo un demonio, un diablo. En conclusión, si nuestra “fe en Dios” no modifica nuestros malos procederes en la vida; no eleva nuestras escalas éticas y morales; entonces, seguiremos siendo “el mismo diablo de siempre”.
Los teólogos, siempre que reflexionamos sobre el destino eterno del “diablo y sus demonios”, concluimos, que, según la doctrina bíblica cristiana, ellos no tienen salvación. El libro de Apocalipsis declara: “Y el diablo, que los engañaba, fue lanzado al lago de fuego y azufre…” (20: 10ª). Y cuando comparamos “la caída del primer hombre en la tierra”, con la caída del diablo; consideramos, que como consecuencias de sus errores: “El diablo fue expulsado del paraíso celestial, y el hombre, del paraíso terrenal”. Pero, surge la pregunta: ¿y porque el hombre tiene salvación y el diablo ¡no!? Y las únicas respuestas que encontramos en la reflexión, son las siguientes: “Que el hombre tuvo un tentador; el diablo ¡no! Que el hombre tiene capacidad de arrepentimiento; el diablo ¡no! Que el hombre era ignorante de las consecuencias de su mala decisión; pero, el diablo se corrompió a sabiendas de su castigo eterno. Que el hombre es un ser limitado; el diablo es un ser superior al hombre”.
Yo no me imagino al señor Fujimori, al inicio de su gobierno en los ’90, planeando o proyectando “un gobierno corrupto”. Me imagino más bien, a un presidente con toda la buena intención de manejar el país, de la mejor manera, como todo gobernante normal. Pero, el problema de la corrupción empieza cuando se gira de una Economía Social o nacional, a una Global: Capitalista y de Libre Mercado.
Si nos preguntáramos, ¿con quiénes se sentó el señor Fujimori para planear esta inserción?; ¿quiénes lo asesoraron política y económicamente?; ¿quiénes pactaron con él y lograron corromperlo? Sabríamos como empezó este problema de la corrupción en el Perú. Pero, por supuesto, esto ha quedado en la “dimisión desconocida”
Decir que la corrupción es una cuestión antropológica, republicana y tradicional, es evadir el verdadero análisis de las causas de la actual corrupción; porque sin ir muy lejos, esta “gran corrupción”, que caracteriza a esta modernidad y que sufrimos hoy los peruanos, empezó en el “gobierno de los ‘90”, en “un pacto perverso económico, político, mediático, judicial e institucional”.
La corrupción que hoy enfrenta el mundo moderno, se caracteriza, por ser “una gran corrupción”, de gran escala internacional; y como muestra objetiva de esto, tenemos el caso “Odebrecht”. Es, además, “empresarial, privada, angurrienta, deshonesta, corruptora de medio mundo, e inimputable, porque sobre ella se sostiene todo el sistema económico nacional, de un país capturado por sus tentáculos mafiosos”.
Ya hemos llegado al primero de junio, aquí en el Perú, y todo el caso “Odebrecht” y sus implicancias en nuestro país, parece que se mantendrá en la “dimensión desconocida”. Y el conglomerado mediático y subalterno al interés de su benefactor, nos han mantenido entretenidos, presentándonos todo tipo de “chivos expiatorios”; y practicando ese periodismo cizañero que saben hacer, enemistando a “todos contra todos”. Y al recibir la sorprendente solidaridad de personajes que de todos lados y de todas las corrientes de pensamientos, hacían coro a sus notas periodísticas, para atacar verbalmente a “cada piñata humana de turno”; se animaron para practicar un poquito, ese “periodismo dé engaña muchachos”, que ofende a la inteligencia del pueblo: 1)“ Así, que, entrevistaban a testigos que decían que se habían tirado al río, desde un helicóptero, a 30 metros de altura, para escaparse del “capitán Carlos”, y solo se hicieron un pequeño rasguño en la cabeza.” 2)“Otros dos testigos criminales confesos, que en la complicidad de su entrevistadora, contaban las atrocidades que habían hecho con sus propias manos, para terminar echándole la culpa a una supuesta orden” 3)“Y lo más escandaloso, la entrevista de una periodista que hizo sombra, en lugar de Sol, al pretender en vivo aleccionar al exministro Vizcarra, reconviniéndole sobre el contrato en conflicto, del aeropuerto para Chincheros: *Hubieran ustedes (el gobierno actual), pagar los 1,200 millones que decía el contrato, y le hubieran echado la culpa a Humala. Decía esta subalterna entrevistadora”.
Barata y Marcelo, han dicho que dieron dinero a personajes políticos que candidatearon en varias elecciones presidenciales en el Perú; para sus respectivas campañas políticas. Y que sus socios sabían de las “coimas que ellos, además, habrían asumido parte de su desembolso”. Entonces, esto explicaría, porque el presidente de “la constructora más importante del Perú”; también tenía la presidencia del directorio del conglomerado mediático mayoritario. ¿Por qué? Por los millones que sus medios han recepcionado de esa publicidad; y si estos millones fueron de dudosa procedencia, entonces estaría dentro del delito que a ellos les gusta mucho imputar retóricamente a otros, “lavado de activos”. Por lo tanto, elegantemente, tendrán que dedicarse a devolver ese dinero mal habido.
En la actual encrucijada de reconstrucción, de nuestros pueblos destrozados por el “fenómeno del niño costero”, que afectó a nuestro país; y por las sospechas justificadas o no, de empresas constructoras que son ahora imperativamente necesarias, para esta urgente reconstrucción; considero que deben participar “las buenas” y “las malas”, por lo singular de nuestra historia de desastre reciente. Pero, “las malas”, judicializadas o no; deben ser multadas, gravadas, condicionadas a pagar al Estado, a causa de su mala práctica y en retribución al Estado, deduciendo dicho pago del costo de la obra que asuma con el Estado, en esta etapa de la reconstrucción. Al final de cuenta, “todo ha sido dinero”; entonces, sea el dinero lo que tengan que desembolsar a favor del Estado, para su participación en dichas obras. De esta manera el Estado abaratará los costos, de esta titánica obra de reconstrucción.
Me parece que estamos en el justo medio; un ejecutivo que necesita sacar adelante la reconstrucción del país; y un legislativo con un contrapeso mayoritario, capaz no solo de fiscalizar al ejecutivo, sino también de darle las leyes parámetros de control y supervisión, para que dichas obras se realicen en la mejores y seguras condiciones, en bien de nuestros pueblos damnificados.
“Fuerza Popular” tiene un protagonismo serio e importante, en el actual gobierno del Perú; de ustedes depende que ese legitimo contrapeso que ustedes representan, por el pueblo y para el pueblo; sirva para salvar al país de este actual escándalo de corrupción. Al Perú solo le queda esperar en ustedes, como la única alternativa para salir de este escollo gubernamental.
No se dejen provocar, y no desdibujen su participación pública; ustedes tienen el poder. Dejen de gritar, dejen de hablar con el hígado. Dejen de integrar comisiones bobas; como, por ejemplo, una de esas comisiones, dónde se le interpelaba a la señora Nadine, por “supuestamente haber intervenido en las estrategias de mando de los comandos del Vraem”.
Escuchaba decir a un empresario importante, “que le daba asco los políticos corruptos”. Pero, considero que más asco debe darle: “los empresarios corruptos”. En todo caso; la corrupción que sufrimos los peruanos hoy, se caracteriza por ser “privada y transnacional; angurrienta y corruptora de los parámetros de control que tiene el Estado; que ha usado el soborno y el chantaje de manera abusiva, para someter voluntades y hacerse de obras públicas, dejando su marca de corrupto en dichas obras, que han sido “la sobrevalorización y mal hechas”.
Los peruanos necesitamos salir de toda “dimensión desconocida”; para superar la desgracia del engaño de este cuarto de siglo, de una sistémica globalización de la corrupción económica de “las grandes cifras”.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) / Una crítica personal de abajo hacia arriba
Nota.- Si tuviéramos que votar los ciudadanos, por un cambio de carcelería, del señor Fujimori, para que lo cumpla en su casa familiar; mi voto sería por el ¡Sí! Por cuestión de humanidad; y porque somos personas civilizadas