“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)
La información periodística en los temas políticos y nacionales, se ha vuelto monótona y aburrida; a razón de una “campaña informativa concentrada” que busca desprestigiar al actual gobierno del Perú, y haciendo “destapes de corrupción menuda”, haciendo desfilar antes las luces mediáticas a personajes públicos caídos en desgracia, por estos destapes noticiosos. Y los medios independientes o de otras empresas, en sus comentarios y opiniones periodísticas, se encargan también de criticar y señalar todo lo negativo del actual gobierno (que por supuesto lo tiene); sumándose a la campaña de desprestigio “de los medios informativos concentrados”. Un representante directivo de los “medios concentrados”, en una reunión confrontacional que ventilaba “la concentración de los medios” a favor y en contra; dijo una gran verdad, “que sus medios concentrados con sus titulares noticiosos se ve reflejado también en los medios de otras empresas mediáticas no concentradas; que repiten los mismos titulares noticiosos de sus medios”.
Los medios independientes se han puesto a la cola de “los medios concentrados”, siguiendo los titulares noticiosos que estos medios lideran, crean, inventan, fuerzan y sostienen; dejando una impresión en los lectores-espectadores de los medios independientes, que han perdido originalidad y además, como solo tratan y repiten los mismos titulares de “los medios concentrados”, aburren, porque no dicen ni ofrecen nada novedoso.
Hace poco el enfoque de “esta campaña informativa concentrada y cínica”, contra la actual primera dama del Perú, decía que ella atentaba contra la institucionalidad del ejecutivo, por sus supuestas injerencias; cínicos por cuanto son estos medios los que atentan cada día contra la imagen institucional del ejecutivo, ridiculizando a su presidente constitucional insultándole con el término vulgar de “cosito”. Y tergiversando la declaración que la primera dama dio a una revista supuestamente hogareña y superflua; entrevista que la Revista peruana “CARETAS” Nro.2333, calificó de “clásica emboscada”. La señora habla de esos sentimientos de la pareja recién casada, y que han de enfrentar una separación indefinida y amenazante para su vida conyugal y familiar; en ese contexto del levantamiento del señor Humala en Locumba. Todo estaba bajo el dominio de la corrupción cívico-militar fuji-montesinista, así que fue toda una temeridad dicho levantamiento. Y efectivamente, luego del levantamiento, el señor Humala fue procesado y después librado de cargos, por un nuevo gobierno democrático; pero durante el proceso, la pareja tuvo que sufrir y enfrentar dicha separación. Reza un dicho: “Todo texto sin su contexto, es un pretexto”. De eso hablaba la señora, de sus sentimientos y de cómo animarse mutuamente, para salir adelante con el proyecto del levantamiento de “Locumba”. Porque los verdaderos líderes son personas que tienen corazón.
De esta “campaña informativa concentrada” contra la primera dama, me causa admiración esos medios y periodistas que se desgarran las vestiduras y se dedican a insultar elegantemente, a los que no estamos de acuerdo con el doble sentido de la promocionada ley llamada “unión civil” homosexual; pero, que disfrutan el carga montón para censurar la libertad de expresión de la primera dama, pretendiendo acallarla.
Las Instituciones gubernamentales y públicas han sido desbordadas por la corrupción y por la informalidad de sus representantes. Una institución es el nivel más elevado de una organización social y es el ente más representativo de las aspiraciones y de los intereses ciudadanos; porque cada una de ellas se ha constituido en base a ley, a finalidades y objetivos específicos, y en base a recursos económicos y logísticos, dedicados para una mejor prestación de servicios en beneficio común. Pero, lamentablemente las instituciones públicas se encuentran en una situación crítica.
Por su propio peso moral, las instituciones legislativas, judiciales, constitucionales, electorales, municipales y regionales se encuentran desprestigiadas. El dinero público es el botín que se pretende manejar; la oferta y la demanda del dinero de la corrupción, es el día a día de todos aquellos que sucumben o resisten a esta tentación del dinero fácil, “que llega solo”.
La otra institucionalidad pública que se encuentra en una situación crítica, es la institucionalidad de la información, debido a su crucial y contradictoria concentración mayoritaria de medios; que se ha alineado en una “campaña de desprestigio en contra de la institucionalidad del ejecutivo”, campaña de desprestigio que se refleja en sus periodistas “bustos parlantes”, que con una sonrisa sarcástica y prostituida”, hablan mal con razón o sin ella, de la máxima autoridad ejecutiva. Y que además se refleja en aquellos parlamentarios que todo lo que hacen es tratar de desprestigiar la institucionalidad del ejecutivo, vituperando a su primera autoridad de manera pública y mediáticamente.
Cuando un partido político es deliberante con la institucionalidad ejecutiva, uno puede descifrar desde la ideología o doctrina de dicho partido, su proyecto alternativo nacional o de país; pero, cuando son medios informativos comerciales peruanos-extranjeros, los deliberantes y que de manera agresiva tratan de desprestigiar al actual gobierno; la pregunta que uno se hace es: ¿Cuál es el negocio detrás de esta campaña de desprestigio contra el ejecutivo? ¿Dar una mala imagen del país, para que los negocios tanto internacionales como nacionales se hagan directamente y sin mediación de las autoridades del actual gobierno?
¿Qué es lo que estos medios informativos pretenden? ¿Promover un desgobierno?
Alguien decía que “siempre ha habido corrupción en el Perú”; pero, lo que tenemos que entender los peruanos, es que la corrupción de hoy se ha consolidado y que en la actualidad tiene una crisis de identidad: se cree el gobierno sobre todo el país.
Pero, los peruanos no hemos elegido a la corrupción como gobierno; por lo tanto, tenemos que respaldar al actual gobierno democrático y constitucional, dejando de lado ese transfuguismo ciudadano. Promoviendo una real ciudadanía que exija y respalde instituciones públicas fuertes, que representen y resguarden nuestros intereses ciudadanos.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) Una opiniòn muy personal e hipotètica