Iguales ante la ley, diferentes en convicciones

Desde la lograda “libertad religiosa”, consagrada en la Constitución de 1979, y mantenida en vigencia en la Constitución de 1993; el pasado 2 de Diciembre, el pleno del Congreso de la República, aprobó “la norma de igualdad religiosa ante la ley, de todas las confesiones religiosas no católicas”. Si fue Dios, o el diablo, el factor de ayuda para que esta norma sea aprobada por mayoría y sin ningún voto en contra, no es el tema a discutir; sino que esta norma marca un nuevo hito histórico, para lo que ha sido la participación, desarrollo y testimonio social de las iglesias evangélicas, (particularmente me refiero a ellas), en todo el territorio nacional y en la historia de nuestro país.

Los anteriores Gobiernos del Perú, y el actual Gobierno Aprista, siempre han ejercido inteligencia en reconocer a estos grupos religiosos evangélicos, como un factor positivo en la sociedad peruana, prestándoles apoyo de ley en algunos casos, y en otros, ninguneándoles por ser un grupo diferente a la religión tradicional del Estado Peruano. Así que, esta nueva norma aprobada, de “ser iguales ante la ley, también en lo religioso”, debe ser tomada principalmente, como una reivindicación de este pueblo evangélico y de su historia misionera, que desde los comienzos de su arraigo en el Perú, da cuenta de sus perseguidos y mártires de la intolerancia religiosa.

Este momento histórico de “igualdad religiosa ante la ley”, también nos interpela a tomar conciencia de la trayectoria de las iglesias evangélicas en el Perú y de su acción testimonial: misionera y social, cuya singularidad y dinámica ha sido la autogestión, para lograr aperturar sus Centros de Buena Voluntad o Bienestar Social, y sostener todos sus Programas de aporte a la sociedad peruana, en lo cultural, moral, educativo, en la salud y en lo cívico. Al Estado Peruano no le ha costado ni un sol, todas aquellas infraestructuras construidas por el pueblo evangélico, para establecer su base referencial de servicio al pueblo peruano. Es decir, ha sido por la propia autogestión, (la inversión económica nacional e internacional del pueblo evangélico), que ha logrado levantar estas instituciones eclesiales y de servicio, en todo lo largo y ancho de nuestro territorio patrio.

Cabe la reflexión hacia el futuro de las iglesias evangélicas en el Perú, a partir de este hito histórico de “igualdad religiosa”; ¿se hablará de un “antes” y un “después” de la vigencia de esta norma? ¿Se tendrá memoria de la heroicidad, fervor, dinamismo, austeridad, mística y entrega misionera, en que el pueblo evangélico ha venido realizando su labor misionera y social, antes de la vigencia de esta norma? ¿Cómo serán las iglesias evangélicas después de esta norma? ¿Serán iglesias conformistas y dependientes del Estado?

Dejando de lado toda hipocresía, y en nuestra libertad de conciencia y convicciones evangélicas, somos conscientes que somos un grupo religioso diferente al tradicional, que nos diferenciamos en la Doctrina Fundamental del Cristianismo, que fue legado de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El pueblo evangélico en el Perú, data el origen de su historia misionera, en el marco de la Independencia del Perú; así que, lo “libertario” es su paradigma, en el espíritu que caracterizó toda su acción misionera y social. Este paradigma “libertario” es doblemente modelado, primeramente en la persona de Jesús, el Mesías; del cual está escrito: (parafraseando leemos) “Me ha enviado a sanar a los dolidos del alma, y a traer libertad a los cautivos y oprimidos del diablo” (Lucas 4:18,19); y en segundo lugar, modelado por esos Libertadores que gestaron a esta nación peruana, libre y soberana.

Así que, no pretendemos ante esta “ley de igualdad religiosa”, ser iguales a la iglesia tradicional, no queremos ser dependientes del Estado, sino que en verdad esperamos ser reconocidos en nuestra propia historia, misión y autoestima institucional-eclesial.

Frente a la uniformidad de la religión tradicional, el pueblo evangélico es un grupo religioso ricamente diversificado; pero, que podemos reconocernos (parafraseando leemos), en “…el solo Señor, la sola fe, el solo bautismo, el solo Dios y el solo Padre…” (Efesios 4:5,6). Somos independientes por la naturaleza de nuestra libre conciencia cristiana y bíblica; pero, tendemos a asociarnos en el fin común del cumplimiento de la Gran Comisión, dada por nuestro Señor Jesucristo a su Iglesia. (Mateo 28:19,20). Por esto mismo, toda formula normativa de reconocimiento y apoyo del Estado, a las iniciativas evangélicas misioneras y sociales, frente a esta “ley de igualdad religiosa”, debe considerar sus diferentes formas de asociaciones, que representan su realidad unificadora, y el factor dinámico de acción global, de las iglesias evangélicas en el Perú.

Por dos razones básicas, las iglesias evangélicas en el Perú, hacia el futuro, después de la vigencia de esta norma de “igualdad religiosa”, se mantendrán en la no dependencia del Estado; una de ellas es por las ofrendas y diezmos, (Malaquías 3:10), que las iglesias evangélicas recaudan, como una expresión de fe, adoración y compromiso de los fieles cristianos evangélicos, para el desarrollo de su vida interna eclesial y las actividades externas de sus ministerios misioneros y sociales; que las mantendrán autodependientes como hasta hoy. La otra razón tiene que ver con la escatología bíblica y cristiana, que nos advierte que enfrentaremos al “Gobierno anti-cristo”, por el solo hecho de no acatar su sistema “666”; y al cual resistiremos radicalmente, con nuestras convicciones en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. (Apocalipsis 13:16).

¡Bienvenida sea la nueva ley de “igualdad religiosa”!

Esperamos por esta ley, el apoyo indiscriminado del Estado Peruano, hacia nuestras instituciones eclesiales y de servicio, que pretenden un mejor país y anhelan una sociedad solidaria y practicante de los valores bíblicos-cristianos.

¡Pedimos al Padre!, para que todos los peruanos lleguemos a ser el “pueblo de Dios”.

(CAS)/ César Augusto Salinas/ DNI 07323683

Clasifíquese como una Opinión Reflexiva -Misiològica Cristiana Evangélica