La premisa cristiana del “gran cambio” hacia un mundo mejor, no es a partir de un cambio de estructura o sistema, sino a partir de cada persona que es parte de dicho sistema. Un sistema puede ser bueno o malo, óptimo o deficiente; pero, son las personas las que hacen funcionar de la mejor manera al sistema en el cual están inmersos social, política y personalmente. Las debacles de los sistemas políticos en el mundo, incluyendo las democracias, se deben a personas y grupos, que corrompen el sistema e incumplen los ideales de servicio, (función pública), integración, (inclusión y beneficios para todos), desarrollo, (social y económico) y de nación (identidad de todos los peruanos). Es sorprendente la pobre lectura de los resultados de lo que será la nueva composición congresal en el Perú, en afirmaciones como “nadie tiene mayoría”, “ahora el nuevo presidente deberá buscar el consenso”, “será difícil que gobierne”, “los congresistas tienen la voz”; es que en el Perú, estamos acostumbrados a ver a Presidentes que gobiernan pasándose de largo al legislativo, promulgando leyes sin consenso o dictatorialmente, porque han tenido mayoría en el congreso, (mayoría compuesta por tránsfugas o cómplices de intereses mezquinos en contra del Perú. ) Hemos estado acostumbrados a ver a congresistas que se han representado a ellos mismos, condicionando su voto y recurriendo a la ausencia, al viaje o a la tardanza, a la hora de validar su voto, con el fin de entorpecer la viabilidad de una ley; en fin, estamos acostumbrados a un congreso subordinado a intereses extracongresal, qué nos parece extraño ahora la nueva composición del congreso. Pero, esta diversidad de bancadas ¿no es la mejor manera de gobernar a un país, para un presidente demócrata, que en el consenso fortalece la justicia para todos y enriquece las leyes que deben beneficiar a las regiones, a los sectores laborales y a sus ciudadanos?
Es sorprendente, la insistencia de algunos medios y periodistas, que insisten en ser los tutores del pensamiento de los peruanos, y ensayan interpretaciones de los resultados reales del 10 de Abril, con un primer y segundo lugar contundente, expresando que lo que ellos dicen, es lo que nosotros pensamos o queremos; y no quieren reconocer que se equivocaron desde muy lejos, en sus pronósticos de la primera vuelta, especialmente aquellos medios y periodistas, que quisieron llevar a la población en su opinión preferencial, hacia un voto contrario a los resultados que se han dado. Y ahora aparecen en pantalla o escriben, pretendiendo exigir al candidato del primer lugar, que se desdiga, de todo aquello que supuestamente dijo, pero, no dijo, porque el decir de lo que estos periodistas acusaban que el candidato decía, era lo que supuestamente a estos señores les parecía sobre entender. Insisten en querer vestir al candidato del primer lugar, asumen de asesores gratuitos, pidiéndole al candidato que cambie su programa, que cambie el nombre nacionalismo o nacionalización; obviando que si este candidato obtuvo el primer lugar, fue por su programa y por su objetivo nacional. Ojala en estas personas mediáticas halla un motivo digno por el bien del país; y no sea por seguir la línea periodística o de espectáculo del “franco-figurete”, que siempre busca una situación social-política real, para figurar a costa de esa situación, con fines comerciales.
Es sorprendente la afirmación de nuestros compatriotas, que señalan que nadie ha ganado en la primera vuelta; y comienzan a sacar cuenta de los electores que votaron por los otros candidatos, para sustentarse en esas cifras que obtienen por resultado. Y de manera absurdamente totalitaria expresan que no votaran por ninguno, en la segunda vuelta, con el fin de que se anule el proceso electoral de la primera vuelta; ¿para qué? Seguramente, para que sus candidatos que no obtuvieron los primeros lugares, vuelvan a intentarlo.
Es sorprendente la situación de confronte en que queda nuestro galardonado literato peruano, con su frase novelesca con relación a los candidatos que él calificó como “el cáncer” y “el sida”. Digo, novelesca, porque así lo hemos tomado; un novelista inventa historias y personajes, a veces en base a historias y personajes reales, otras veces, imaginarios o de ficción. En fin, el mensaje era que estos personajes inventados serían terminales, como estas enfermedades, para el sistema económico que nos está favoreciendo a nosotros los ricos y nuevos ricos; acomodados y serviles de este sistema económico capitalista-liberal. Ahora, en la nueva situación de segunda vuelta, tendrá que votar por unos de estos candidatos reales, que gracias a Dios, ni tienen sida, ni tienen cáncer, y tampoco han gobernado el país. Seguro que nuestro literato peruano no votará en blanco, porque él no abdicaría de su basto criterio intelectual.
Es sorprendente la conclusión de esta primera vuelta para los partidos; es decir, que no hay endoso partidario. A causa de las discrepancias, constataciones y lejanías, entre las cabezas y las bases de un partido; y no me refiero solamente a los partidos tradicionales; sino en general. Discrepancias, porque las decisiones de liderazgo partidario contradicen los ideales, promesas o proyectos constitucionales de un partido; constataciones de la práctica de una política sucia, ambigua e indigna, por sus líderes, a los cuales llegan a perderle el respeto; lejanías porque los conflictos o rupturas internas son insuperables, especialmente entre las cabezas y las bases. Así que, cuando escuchamos a un líder arrogarse la representatividad o poder de decisión sobre un partido, nos parece escuchar una cuestión irreal; porque las bases tienen sus propios criterios, y cada militante, su propia decisión de conciencia electiva.
Lo que en verdad nos debe preocupar, es ese gran monstruo llamado corrupción, que otrora trajo la debacle de sistemas políticos y económicos, de reyes, de gobiernos y de épocas de la historia universal; que hoy globalizado y en escala macro, divide las regiones en el mundo, entre macro consumidores y principales beneficiarios, y macro proveedores o abastecedores de recursos, últimos en la cola de los primeros beneficiarios y sin un futuro cristalino. Cuando los lobistas mediáticos internacionales, pro alineación del capitalismo-liberal, premian verbalmente a nuestro país como el que crece ininterrumpidamente; la pregunta es ¿cuál es la escala de medición de ese crecimiento? pues, si comparamos nuestro crecimiento con los países desarrollados, nuestra economía es ridículamente pequeña, a comparación de estas economías capitalistas trillonarias. Y es inevitable al pensamiento, aquella frase célebre entrecortada, expresada recientemente por el actual presidente norteamericano: “No somos tontos”
Nos preocupa saber si el candidato o candidata, elegido en segunda vuelta para la presidencia del Perú, será un nuevo converso al capitalismo liberal y anti-nacional; o si cumplirá su plan de gobierno, que entendemos será la re-distribución y el reajuste del sistema económico, que será, no la destrucción del actual sistema, sino su contextualización o humanización de sus beneficios para todos los peruanos.
El peligro para cualquier sistema, es la corrupción; ojala que los nuevos congresistas o nuevo congreso, no sigan la ruta indigna del transfuguismo y no sucumban al soborno de los agentes de las actuales fuentes de la corrupción, para inclinar su voto, a favor o en contra de alguna ley. Sino que sean congresistas que defiendan los intereses regionales y laborales de nuestros conciudadanos.
Bueno, tenemos un consuelo en esta segunda vuelta; que Dios, también da el peso a los votos, para poner a las autoridades que Él quiere poner.
Como está escrito en Romanos 13; 1 “….porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.”
¡Lee la Biblia!
Un punto de vista personal, en mi derecho de opinar