El Pueblo de Dios

 

 

El pueblo de Dios

 

 

“Llamare pueblo mío al que no era mi pueblo…y en el lugar dónde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.”

 

(“Romanos” 9: 25,26/ RVR 1960)

 

 

 

I) Dos Estados: Uno Palestino y otro Israel

 

Esta solución propuesta y reconocida por las Naciones Unidas, para evitar conflictos territoriales y de ordenar una buena vecindad, fue inspirado por Dios y tiene un fuerte sustento de origen bíblico patriarcal.

 

Dios lo declaró ante Agar, (esclava de Sara y madre de Ismael), cuando esta había huido al desierto en estado de embarazo, escapando del maltrato que Sara le hacía por su soberbia. El ángel del Señor le recomendaba que sea sumisa ante Sara, y le declaraba que Dios haría de su hijo Ismael, “una gran nación, y que habitaría frente a sus hermanos descendientes de Abraham”.

 

Mas adelante, cuando Agar fue separada del clan familiar de Abraham y Sara, preparándose para morir en el desierto; Dios nuevamente le asiste y le reitera la promesa, “que Dios había oído la voz del adolescente Ismael, y que haría de Ismael una gran nación”.

 

Esta solución “de dos estados”, ha quedado relegada desde el siglo pasado, dando lugar a esta “fratricida guerra eterna de vecindad”; y en cada periodo de la historia, unos aventajando a otros, en cuanto a ocupación territorial.

 

Pero, no importa que provoque esta guerra, sea justicia, iras, venganzas, territorio, locura o intereses extranjeros; al final de todo conflicto, estos dos pueblos terminarán uno al lado del otro, y supervivirán así por los siglos de los siglos, porque es la “promesa de Dios sobre ambos pueblos descendientes de Abraham”.

 

Ambos pueblos, en realidad debieran considerarse uno solo, por estar bajo una misma bendición de Dios, de “ser grandes naciones”.

 

II) La Posición de Israel en el Nuevo Pacto

 

Es el Apóstol Pablo, en sus sentimientos e identidad como judío, que hace una interpretación soteriológica sobre la nueva posición de Israel, en los capítulos 9 al 11 de la Epístola a los “Romanos”. En estos sentimientos personales como judío, Pablo nos hace recordar la misma pregunta que los otros Apóstoles, en su mentalidad judía, hicieron al Resucitado Jesucristo: “Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo?”.

 

Pablo señala el privilegio inicial que tuvo el pueblo de Israel, porque de ellos vinieron el pacto, la ley, los patriarcas, y que de este linaje vino el divino Cristo Jesús.

 

De ellos fue la elección de Dios, de llamarlos “su Pueblo Escogido”. Que los judíos son las ramas naturales del pueblo de Dios, y que los gentiles (otros pueblos no judíos), son las ramas silvestres injertadas “al olivo” o “pueblo de Dios”. Y en un intento de justificar y explicar el propósito salvífico de Dios, el judío Pablo, dice que la “exclusión de Israel en el Nuevo Pacto de Dios, a beneficiado la salvación de los otros pueblos no judíos”.

 

Pero, es interesante esta línea doctrinal sobre la salvación, que Pablo mantiene en su explicación y a la cual recurre continuamente: “Israel está excluido del Nuevo Pacto. No es más el Pueblo de Dios. Dios los ha desechado, porque ellos desecharon a Jesús, el Mesías, que fue enviado por el Altísimo. No es israelita el nacido naturalmente, sino los de la fe de Abraham. Solo habrá un remanente judío que será salvo, pero, solo por su fe en Jesús, el verdadero Mesías. Hay un nuevo Israel espiritual; porque Dios es el que elige y tiene misericordia, y Dios llama hoy pueblo suyo, al que no era antes su pueblo.”

 

Y en un intento final de alentar a su pueblo, Pablo habla sobre la Restauración de Israel, sustentado en un texto del profeta mesiánico Isaías, que declaraba, “Vendrá a Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad… y yo quite sus pecados.”

 

Por supuesto, este texto de Isaías se refiere al Mesías Jesucristo, en su “primera venida”.

 

Para luego terminar su exquisita explicación, que trataba de privilegiar la nueva posición de su “pueblo Israel en la doctrina de la salvación”, reconociendo y aceptando su limitación, con estas exclamaciones: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porqué ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?”

 

Estos capítulos 9 al 11 de la Epístola a los “Romanos, tiene un contexto doctrinal que el Apóstol Pablo venía desarrollando; en la siguiente afirmación soteriológica que: “Aparte de la Ley se ha manifestado la justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, entre el judío y los otros pueblos, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente mediante la redención que es en Cristo Jesús.”

 

 

III) Las hermenéuticas judaizantes ahistóricas

 

Lo dicho anteriormente, es para tener presente la doctrina fundamental de los creyentes cristianos, y su rudimento escritural bíblico.

 

Porque hay maestros de la Biblia, que sorprenden por su posición interpretativa judaizante ahistórica, especialmente en este caso del conflicto armado actual de Israel, contra este grupo provocador terrorista HAMÁS

 

En una clase bíblica, un maestro enseñaba que Gaza le pertenecía a Israel, y que Dios quitó de esa tierra a la gente mala que lo habitaba; y que así el moderno Israel, debería desalojar a la gente mala de la actual GAZA. Pero esta propuesta es ahistórica, poque ya pasó el Periodo de los Patriarcas y de la Conquista.

 

Otros enseñan que los judíos o el nuevo Estado de Israel son tan especiales, que tienen el derecho de matar a “los animales que los han atacado”, porque Dios está con ellos. Si, pero eso también es ahistórico, porque el Mesía enseñó: “Que en la ley Antigua se decía: “ojo por ojo”; pero yo les digo, dijo Jesús: Perdonad…”. (Y así se evitará más muertes.)

 

Otros anhelan o sueñan con la Restauración de Israel con su Templo y Sacrificios Levíticos, con el retorno del Mesías; pero esta esperanza también es ahistórica. Porque el Mesías ya vino; cambió todas las cosas y estableció un nuevo “pacto en su sacrificio por el mundo”.

 

Otros predican un “Reino Mileneal”, y que el pueblo judío reinará con Cristo, en su retorno. Reitero, el Mesías ya vino, y ha prometido volver por Segunda vez. No habrá Tercera Venida.

 

No todo el pueblo de Israel será salvo: solo un “remanente” seguidor de Cristo Jesús.

 

Seguidor de la Doctrina del Maestro Divino; cuya Ley dada y por la cual seremos juzgados, es “la Ley de Amor al Prójimo”. Su número simbólico es 144,000

 

Casi todas las interpretaciones de los judaizantes, reitero, son ahistóricas; y contienen toda una mescolanza de los periodos históricos de Israel; y una negación de Jesús, como el Mesías.

 

Termino aclarando que es obvio, que estos terroristas de HAMÁS intencionalmente quieren provocar una “guerra”, la pregunta es, ¿a representación o asociados con quienes o con cuáles intereses pretenden imponer esta desigual guerra?

 

 

Y, además, que ha sido una barbarie la matanza de estos civiles el sábado pasado; pero, ahora la respuesta no debe ser otra barbarie en represalia contra los vulnerables civiles palestinos. Si no, entonces, ¿en qué seríamos mejores civilizadamente hablando?

 

Reitero, en el Nombre del Señor: “¡Hay demasiadas muertes!”

 

IV) Conclusión

 

Las afirmaciones doctrinales y bíblicas anotadas en este artículo acerca de Israel, no es menospreciar su importancia en lo que ha sido la Historia de la Salvación; sino el de señalar aquellas enseñanzas negativas supremacistas, que quieren justificar la matanza de otros, utilizando como pretexto interpretaciones bíblicas ahistóricas.

 

La "Historia de la Salvación" en el relato bíblico, no es cíclica, sino lineal.

 

Además, hoy y siempre, permanece el llamado del Señor a las naciones, a que se conviertan “en pueblo de Dios”.

 

 

 

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(C.A.S.) / ISRAEL en la Doctrina de la Salvación