“He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
Ahora pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra”
(El libro del “Génesis” 11:1-9/RVR 1960)
Introducción
La generación inicialmente postdiluviana había emprendido hacer una sola tarea, guiados por un “pensamiento único”, cuando su lenguaje era común y global. Dios decidió confundirlos y dispersarlos por el mundo; porque los veía obstinados y errados en seguir este “pensamiento único”, de construir esta “torre” que les permitiría tocar las alturas de los cielos.
Si el “pensamiento único” que nos guía es equivocado, podemos extraviar a toda una generación, “enseñando que el mundo es plano y cuadrado, argumentando con lo que parece ser ante nuestra simple vista, que el horizonte lineal del mar es su final, y que lo que le sigue es un barranco”.
Dios sigue hoy descendiendo de los cielos; confundiendo con sus juicios a los que arrastran al mundo en el error del “pensamiento único”; y advirtiéndoles que no les quedará mundo, riquezas, ni pueblos que gobernar, si siguen obcecadamente en sus megas intereses experimentales.
El juego político
Hoy nos encontramos en un juego político entre contrarios, con propuestas radicales y totalitarias, en que un grupo de derecha quiere terminar con el otro grupo de izquierda, y viceversa. Pero, lo sorprendente de ambas posiciones, es la facilidad en que pasan la página de la historia contemporánea de libre mercado, en que una monstruosa corrupción, en nuestro caso, de hace aproximadamente tres décadas, ha manchado la política y a los emprendimientos nacionales en general; ha condenado al descredito a sus representantes y postergado el desarrollo de los pueblos.
Sorprende, además, que, a pesar de los Estados de Excepciones, de los gobiernos transitorios o los renovados, o de los partidos políticos de un país; todos siguen la misma política de restricciones sociales, de ralentización de lo económico y laboral. Como si los gobernantes del mundo entero siguieran “un pensamiento único”; y dejando de lado los “historiales clínicos personales”, pretenden aplicar “una sola cura” para sanos y enfermos, y para todos los males del mundo; asesorados por la anti-ciencia. Es igual aquí en América, como en Europa, África, Asia y en el último rincón de la tierra.
¿Acaso la corrupción en otro nivel, rubro o fachada sigue embaucando a los pueblos?
Porque toda esta política de “una sola cura para todo el mundo”, parece un negocio global más que una solución de la ciencia.
Una nueva Constitución
Está de moda en los tiempos actuales, los reclamos de “Cambio de Constitución o Carta Magna” de los pueblos. Por supuesto, que estos reclamos generan mucha controversia, y no faltan los distractores mediáticos, para desvirtuar esta discusión constitucional.
Partiendo de un ejemplo particular, para proyectarlo a lo general; en el caso Perú, y de su Constitución del año 1979, se podría decir que este cambio se dio por una neta iniciativa y necesidad política del país; como resultado de una Asamblea Constituyente y de la Transición de un Gobierno Militar Golpista, a un Gobierno Democrático elegido por el voto del pueblo. La otra Constitución Peruana de 1993, fue el resultado de un referéndum conflictivo y de los intereses económicos privados y transnacionales, con un especial interés en el capítulo económico y el rol del estado; para ajustarlo a la nueva época de libre mercado y globalización económica privada-estatal, o estatal privada, como sea, es la misma cosa.
Desde entonces, lo privado y lo económico, ha tomado la iniciativa en todos los cambios de leyes que se han dado; mientras que lo político quedó minimizado y relegado en este sistema liberal.
¡Cuidado! con estos nuevos vientos que hoy apuntalan a los Cambios Constitucionales; porque detrás de este juego político entre contrarios y contradicciones; hay grandes intereses que pretenderán modificar las leyes a su favor y conveniencia. Así que no sería raro, que se promuevan leyes que favorezcan: los abortos, como se está promoviendo en la actualidad; los matrimonios igualitarios entre gente del mismo sexo; el derecho a la experimentación transhumana; la patente de productos inoculados en organismos humanos vivos; el derecho absoluto del estado sobre las vidas y familias de sus ciudadanos; los nuevos conceptos que definirán a la persona humana y sus derechos; la primacía de los intereses de las corporaciones sobre los intereses comunes de los pueblos, como se viene dando en la práctica.
¿Qué son los pueblos? Pues, la gente; los ciudadanos; las familias; los trabajadores; los niños, adolescentes, jóvenes y ancianos; los hombres y las mujeres; los enfermos y los sanos; las clases sociales populares, medianas y acomodadas; nuestro prójimo.
Así que, en lugar de dedicarnos a insultarnos y de ser despectivos con la dignidad de los representantes de otros países; debemos preocuparnos por organizar un frente que vele por la Constitución de nuestro País; y proponer articuladamente ¿qué leyes debemos defender? ¿qué leyes no deben cambiarse ni ser modificadas? ¿qué modificaciones o nuevos artículos debierase insertarse en nuestra Ley de leyes para defensa de nuestras libertades y derechos?
Elaboremos una Constitución Política como ensayo, con el aporte de los especialistas, instituciones y de los ciudadanos en sus diferentes intereses y rubros laborales; en un espíritu cívico y patriótico.
Epílogo
Decía anteriormente, que ahora en estos tiempos “vemos las nubes negras, las oscuridades en el cielo, los truenos y relámpagos…”, como una señal descrita en el libro de Apocalipsis, cuando un Ángel de Dios arroja a la tierra del fuego del Altar de Dios, que recogió en un incensario; y que esto era un evento ecológico climático. Pero ahora, “se escuchan las voces de terror y de angustia”; y lo que faltaría y se viene a continuación, según el libro de la Revelación de Jesucristo, el Señor, es “un singular terremoto”, como antesala al “tiempo de la gran tribulación sobre toda la tierra”.
Digo singular “terremoto”, porque es lo que se muestra al abrirse el último sello; y lo que apertura seguidamente, al toque de la Primera Trompeta de la Gran tribulación.
Digo singular “terremoto”, porque es uno solo, y del cual no hay registro histórico de su magnitud o fuerza. (“Apocalipsis” 8:1-5)
¡Disculpen! ¡Yo solo repito su voz!
“¡Arrepiéntanse y cambien de actitud!”; predicaba el Señor Jesús. Porque Dios se ha acercado.
¡Lee la Biblia!
(CAS)/ Una reflexión en el desierto de la búsqueda de Dios