“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; …”
(2 Tesalonicenses 2:7-8/RVR 1960)
Introducción
Esta enseñanza sobre la Segunda Venida de Cristo es la más fundamental en la Doctrina Cristiana; y lo desentrañamos de estas “Epístolas a los Tesalonicenses”, que son clasificadas temáticamente como “Epístolas Escatológicas”, y consideradas las más antiguas del Periodo Apostólico. El gran Apóstol Pablo, aclara a la “iglesia de los tesalonicenses”, sobre algunas confusiones doctrinales que ellos tenían, con respecto a que habían recibido la enseñanza que “la venida del Señor” ya estaba sucediendo en su presente, y los había inducido a abandonarlo todo, aún los trabajos, y los tenía sumidos en el temor a la muerte.
En la Primera Epístola nos afirma: “Que Jesús murió y resucitó; y que nosotros los creyentes muertos seremos resucitados y los que estamos vivos seremos transformados en un pestañar en su venida; y todos seremos juntados en el aire, para irnos con el Señor”. Esta enseñanza no debemos ignorarla, para no vivir en la desesperanza; sino que esta enseñanza nos sirva para alentarnos unos a otros; decía el Apóstol. (1Tes. 4:13-18)
En la Segunda Epístola nos afirma también, “que el Señor Jesús no vendrá todavía, sin que antes se manifieste la apostasía, el hijo de perdición, el inicuo, que será traído por obra de Satanás, inicuo que el Señor matará con su Palabra y lo destruirá con el resplandor de su Segunda Venida.” Y que la “acción oculta de la iniquidad ya está activada, desde hace mucho; si no se muestra todavía libremente, es porque el Señor Jesús lo tiene limitado, hasta que El decida dejar de estorbarlo, para que se cumpla su condenación final. (2Tes. 2:1-12)
Un personaje inicuo
Este personaje llamado: “apostata”, “hombre de pecado”, “hijo de perdición”, “opositor y suplantador de Dios”, “el inicuo”, que vendrá por la obra del diablo, operará respaldado por ese “misterio de iniquidad” que ha venido accionando desde la creación del mundo; y que, en el desarrollo de la historia de la humanidad, aún el de la salvación, ha venido ensayando su intervención con toda clase de ideas, personajes y hechos inicuos o lesivos para la salud y la vida de los pueblos en el planeta.
Ya desde el origen de la creación, el diablo les hizo creer al hombre y a la mujer, “que Dios los estaba privando de ser Dioses como EL”. Y fue así, que, desde la historia remota de los pueblos, se han levantado personajes que se la creyeron, y afirmaron ser “dioses o semidioses”; por lo tanto, con derecho a decidir la vida o la muerte de los pueblos, que consideraban estaban pre destinados a ser sus eternos súbditos.
Judas Iscariote, el despreciable traidor que por 30 piezas de plata vendió a su Maestro Jesús de Nazaret; fue un tipo de “hijo de perdición”, “de inicuo”, que dañó todo el bien que el Hijo de Dios estaba logrando para su pueblo, mediante su enseñanza de “amor a Dios y amor a nuestros semejantes”.
Los emperadores del imperio romano, fueron “tipos de opositores y suplantadores de Dios”; especialmente, aquellos que persiguieron y martirizaron a los cristianos de los primeros siglos.
Hitler, con sus ideas segregacionistas de la raza superior, experimentó y quiso suprimir a la raza judía, según esta historia renombrada del “holocausto judío”; perfilándose a ser como este tipo de “personaje inicuo”.
Entonces, en nuestra lectura de la historia, siempre encontraremos “tipos de anticristos o de opositores a Dios”, caracterizados por su desprecio a la vida humana; detrás de los cuales y en oculto, opera este “misterio de iniquidad”.
Los planes siniestros
Entonces, ese poder oculto que se manifiesta matizando ciertos periodos de nuestra historia universal, procede de lo que lo Biblia llama “misterio de iniquidad”; misterio de lo cual se van generando “planes siniestros” que atentan contra el orden, la vida y la salud de los pueblos.
En este caso, todos los tipos de “anticristo o personajes inicuos”, que tienen esta cobertura misteriosa, se perfilan por tener: “una autoridad ilimitada, una recurrencia a señales públicas efectivistas y una vocación por el arte del engaño”.
Hacia los finales y comienzo de nuestros siglos XX y XXI, nuestra historia contemporánea ha sido matizada por una Gran Corrupción; que nos ha venido encubierto por un Sistema de Libre Mercado y Globalización de nuestras economías, que acabó defraudando a los pueblos y corrompiendo a nuestros gobernantes. Y hoy, por más fantástico o inverosímil que nos parezca, los grandes corruptos siguen en libertad, sin perder nada de su haber patrimonial corporativo, controlando y sometiendo a todos los aparatos de Estado de un país, para su propio beneficio.
Y esto es peligroso, porque eso significaría que vivimos una generación endemoniada, dominada por un poder engañoso, incapaz de distinguir la verdad de la mentira. En esta Segunda Epístola a los Tesalonicenses, se declara que “Dios les envío un poder engañoso, para que crean a toda mentira. A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad…”. (2Tes. 2:10-12)
Hoy estamos en un periodo de oscurantismo, en que la ciencia es censurada, marginada, vituperada, no por la religión; sino por los grandes intereses privados. Y que solo los científicos o médicos que dan opiniones a favor para seguir un Programa “Beneficioso” de una supuesta inmunización (pero, ¿a qué cepa o mutación?), son a quienes se les dan cabida en esos medios lobistas contratados.
La contradicción que vivimos hoy, es que tratándose de la vida y la salud de la gente; no podemos ser tan irresponsables de ocultar toda la información completa, sobre el “remedio que se quiere inocular a los pueblos”. Además, no podemos seguir por la vida, ignorando o dejando al olvido, todas esas muertes que se han dado en el mundo, a no ser que estemos endemoniados, y pensemos, en conclusión, que ese hecho no tiene ninguna importancia humanitaria. Como la vida humana no vale nada, dirían los endemoniados.
Nota.- Un "endemoniado" es una persona enajenada de su conciencia sobre sí misma; de tal manera, que no percibe racionalmente sobre el daño que se hace a sí misma, o el daño que le hacen, o el daño que pueda ocasionar a otros.
Hay quien lo detiene…
Este “misterio o poder oculto de iniquidad” ya en acción; tiene quien le estorbe hasta hoy; por eso que todavía no se da todo su apogeo. Pero, llegará el momento cuando el Señor Jesús se haga a un lado, y este “personaje llamado el inicuo”, se descubrirá en público y hará de las suyas, para desgracia de sus víctimas engañadas por su mentiroso poder. (2Tes. 2:6)
Los que seguimos a la verdad, y no a la mentira, buscamos y cruzamos información científica; y valoramos la vida y la libertad, que son derechos inherentes a todo ser humano, dado por Dios y reconocido y defendido por los pueblos civilizados del mundo.
Por eso cuestionamos: ¿Por qué no se informa sobre el coste de la compra de determinada vacuna? ¿Por qué no se informa acerca de todos los componentes que contienen determinadas vacunas? ¿Por qué se pretende utilizar una misma vacuna para todas las variantes regionales de un virus mutado? ¿Por qué determinadas corporaciones quieren acordar exonerarse ante los gobiernos por efectos secundarios a largo plazo en los inoculados? ¿Por qué hay vacunas cuyo componente se concentran en los receptores testiculares y pueden provocar esterilidad? ¿Por qué hay vacunas cuyo componente puede cambiar nuestro sistema inmune eficiente, en inmune deficiente? ¿Por qué para este “sars cov 2” se hace una vacuna rápida y para los otros “sars cov” anteriores no se consideró necesario? ¿Por qué ya no se reporta los casos de gripes estacionarias provocadas por esta misma línea de virus y su estadística anual sobre mortalidad poblacional? ¿Por qué hay vacunas que hieren nuestra susceptibilidad religiosa por ser cultivados en derivados abortivos? Y un largo etc., etc.,
Epílogo
Compartía testimonialmente, que, en mi experiencia de superar a este virus en la afección más crítica de mi organismo, lo logre “por una familiar intervención de Dios”. Dije “familiar”, porque cuando yo era joven, sufrí una afección similar o peor; pues, en una gripe que no lograba superar, recuerdo que terminé un día llegando a la justa a mi cama, y tuve que pedirle a uno de mis hermanos: “que por favor me tapara con mi frezada, porque tenía escalofríos y no tenía ninguna energía o fuerza para levantar mis brazos”. Recuerdo que esa noche inmovilizado por esta falta de energía, me encomendé a Dios; y milagrosamente, al siguiente día me desperté con un chorro de sudor que bañaba todo mi cuerpo, con una temperatura normal y una fortaleza increíble. Gracias a Dios, que nos ha dotado de un sistema inmune eficiente.
En la actualidad, sigo sin usar mascarilla, asimilando las variantes estacionarias y fortaleciendo mi sistema de defensa. Digo asimilar, porque andando sin mascarilla en los mercados y avenidas céntricas, he experimentado en determinados ambientes públicos, dolor de cabeza como si detectara algo que lo enrareciera, pero en lapsos de segundos, siento que asimilo el ambiente y todo se pone normal en mi organismo.
No solo el virus muta o se adapta a su entorno; nuestro organismo también se adapta y no solo lo combate, sino también convive de manera natural con esos “trillones de bacterias y billones de virus” que lo sobrecargan. Pueden considerar lo que digo como una hipérbole, si quieren.
Pero, a veces me parece chistoso cuando esos vendedores o pro vacuna, señalan con un dedo afirmando, “el virus pasa por aquí o está aquí”. Y yo exclamo desde mis adentros: ¡Que buena vista tienen!
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) / Una reflexión sobre la Esperanza Cristiana y el Cuidado de Dios