“El género…”
“Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto...
Pero, Jesús tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó…”
(Evangelio de “Marcos” 9: 14-29/ RVR 1960)
Introducción
En el contexto de este pasaje bíblico, se relata este episodio de la liberación de un joven endemoniado, por la autoridad de Jesús, el Mesías.
Este joven fue traído a Jesús por un padre de familia; pero, como Jesús no se encontraba presente entre los discípulos, ellos intentaron liberar al poseído muchacho; pero, no pudieron. Hasta que, llegando Jesús, el padre desesperado presenta el caso de su hijo endemoniado, de cómo desde niño su hijo padecía de este demonio, que intentaba matarle en el fuego quemándole, o en el agua ahogándole; y de cómo crujía sus dientes y botaba espuma de su boca, deteriorándose la salud del muchacho.
Jesús condiciona a este padre de familia, diciéndole: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. El padre desesperado grita: “Creo; ayuda mi incredulidad”. Acto seguido, Jesús libera de este demonio al muchacho.
Los discípulos estando a solas con Jesús, le preguntaron porque ellos no pudieron liberar al muchacho, a lo que Jesús les reveló que era por “el género de este demonio”, que no salía sino “con oración y ayuno”.
Diferentes Manifestaciones
Entonces, Jesús reveló a sus seguidores que había diferentes géneros o clases de demonios, que se distinguen unos de otros, por sus diferentes caracterizaciones en que se manifiestan y esclavizan al poseso.
Es cierto, la caracterización de la manifestación de este demonio en el joven poseído, muchos estamos de acuerdo que describe, a un joven epiléptico que Jesús libera. Esto se debe a que las posesiones demoniacas tienen una apariencia de enfermedad, manía, mal físico o como una dolencia del alma. Y estamos seguro de que no era una enfermedad, porque Jesús lo llama por su nombre, le dice: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando…”; y con la palabra y la autoridad de Jesús, el demonio fue expulsado de manera instantánea.
Este género de demonio era persistente, tenía dominado al joven desde niño. Era cruel, traumatizante y sensacionalista; en el contexto de este episodio bíblico, se dice que cuando trajeron al muchacho ante Jesús, el demonio lo convulsionó con violencia. Y cuando Jesús ordena al demonio salir del muchacho, lo sacudió con tanta fuerza, que posiblemente lo halla desmayado y todos los incrédulos pensaban que lo había matado.
Otro tipo de demonio, son “los demonios religiosos”, que están bien sentados en la banca de una congregación; no tienen apariencia de endemoniado, pero que no toleraran la predica o enseñanza de la Palabra de Dios, especialmente cuando esta logra captar la plena atención de los presentes; como el endemoniado en la sinagoga de Capernaúm.
Con el endemoniado “gadareno”, el demonio se manifestaba de una manera fiera y atemorizante, que hería al poseso y tendía a habitar los cementerios; y que revelando su nombre “Legión”, nos declaraba que muchos demonios pueden hospedarse en una sola persona.
Se dice que Jesús sacó 7 demonios de una de las Marías; que puede haberse caracterizado en su manifestación como un “espíritu de perdición”.
Jesús, en su ministerio publico, libero a muchos endemoniados, aparentemente indistinto en sus múltiples manifestaciones esclavizantes; pero, que, según la enseñanza de Jesús, el Mesías, estos eran de un género, tipo o clase de demonios en sus manifestaciones.
Cuidados a considerarse
El Maestro Divino, Jesús, no permitía a los demonios hablar públicamente; especialmente a aquellos que vociferaban, afirmando que conocían a Jesús, y sabían que era el Hijo del Dios Altísimo. ¿Por qué? Porque Jesús quería enseñarnos que debemos evitar y no escuchar hablar a los demonios, porque te producirán tres cosas: Obsesión, Desviación de la Verdad de Dios y Engaño, como el padre de mentira que es, con sus medias verdades.
También nos enseñó, que un poseso liberado, queda en el símil de “una casa vacía, arreglada y adornada”; y el demonio que se hospedaba en dicha vida, puede volver con otros demonios peores, arruinándola definitivamente. Especialmente, aquellas vidas “vacías de Dios”, a quienes Jesús relaciona con “la mala generación de contradictores”. (“Mateo” 12: 45c)
En general, una persona poseída por un demonio es una persona enajenada de su propia conciencia personal; que no percibe racionalmente el daño que se hace a sí mismo, el daño que hace a otros o el daño que le hacen.
Y lo más característico, es como si hubiera la impostación de otra persona en su hablar y conducta; distorsionándose la autopercepción del huésped.
Autopercepción
Por lo que hemos venido afirmando, nuestra autopercepción puede decaer en un inconsciente y ser equivocada o distorsionada.
Esto que digo no es raro; porque hay quienes sufren de anorexia, y tienen una autopercepción equivocada de sí mismas; aunque se miran al espejo cada vez que comen algo, y piensan que han engordado; o cuando ya se encuentran en un estado crítico con su piel pegada a sus huesos, y piensan que se ven normal.
La bipolaridad, la esquizofrenia y los trastornos disociativos, nos alertan, además, de esa autopercepción distorsionada o equivocada que podemos llegar a tener por humor, alucinación y trastornos en la personalidad, sorprendiéndonos y dejándonos la incógnita de saber: ¿quién es quién?
El hombre que quiere ser mujer o la mujer que quiere ser hombre; tiene una problemática existencial, al definir su autopercepción. Antaño, se consideraba y se conceptuaba a esta autopercepción, como un problema de salud mental.
En el contexto en que escribo, la problemática a resolverse es si esta autopercepción es la correcta, o si está distorsionada. ¿Es una obsesión, un problema de salud mental, algo normal o es un mal del alma?
Afirmaciones Conclusivas
1.- Existe hoy en día una propaganda que satura a los medios audio visuales y plataformas digitales, para promover un concepto de “auto percepción”. Propaganda que se empodera, incluyendo la censura a quienes piensen diferentes. Pero, esta saturada propaganda se esparce por los patrocinios millonarios que le resuelve sus problemas económicos, a empresarios y personajes sin escrúpulos, que no les importa el “mundo normal de los otros”. Así que todo es dinero.
2.- Algunos neófitos en el estudio de la Biblia y de sus Doctrinas Generales, consideran que hay enseñanzas o sentencias anticuadas, que pertenecen a otras épocas, y que debieran omitirse. Como por ejemplo “la homosexualidad”, que, según la Ley Levítica, está calificado como un “acto inmoral”; y que, según el Libro de la Revelación, es un “acto inmoral” que impedirá el ingreso al Cielo o Morada de Dios. Pero, por supuesto, esta ley o condiciones morales no es para todos, sino exclusivamente para “el pueblo santo del Señor”, y para los creyentes que aspiran ir al Cielo. “Sean ustedes santos, porque Yo soy Santo, dice el Señor.”. ¿Qué es la santidad? Pues, vivir apartado del mal. Y ¿qué es lo malo? Pues, todo lo que contradice a la Ley de Dios. Y ¿qué es la Ley de Dios? Pues, toda Palabra de Dios dicha, escrita y encarnada.
3.- Estas iglesias sean denominacionales o independientes, que siguen esta agenda de promover “esta autopercepción”, o de celebrar “uniones homosexuales”, sencillamente están fuera de la Doctrina Cristiana, y no “son iglesias cristianas”, aunque digan que lo sean. La verdadera iglesia no se referencia por un edificio o personería jurídica; sino en el Cuerpo Místico de Cristo; al cual estamos unidos todos los creyentes, de todos los tiempos; los que están en el cielo y dejaron su testimonio de fe en la tierra, y los que están presente en la actualidad, todos formamos la Iglesia Invisible del Señor. Las “iglesias en sus distintos domicilios”, aspiran ser la Iglesia del Señor; pero la verdadera Iglesia del Señor, ella sola, será transportada a los cielos, cuando venga Cristo. Así que, la verdadera Iglesia, no es “la iglesia del pastor”; no es “la iglesia del apóstol”; no es “la iglesia del profeta”; no es “la iglesia del evangelista”; no es la “iglesia de algún cargo jerárquico”; sino de Cristo, quien fue el que dio su vida por ella.
Epílogo
Entonces, hemos aprendido que existen numerosos géneros demoniacos;
a quienes se les denomina bíblicamente “espíritus inmundos”; es decir impuros, no natural, no humano. ¿Cuántos de estos géneros se confundirán con esas autopercepciones equivocadas y blasfemas?
La pugna de esta filosofía de género o de autopercepción, que censura y persigue al mundo heterosexual, todavía es discutible.
¡Lee la Biblia!
(C.A.S.) / Una enseñanza bíblica sobre el género y la doctrina cristiana.