Elementos erràticos de celebraciòn
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Navidad: ¿fiesta de los regalos?
Navidad: ¿fiesta de los regalos?

 

 

Diciembre: Natividad, Nacimiento del Niño Dios

 

 

 

 

El mensaje angélico de buenas nuevas fue:

 

“…os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.”          

(Lucas 2:11)

 

La fecha 25 de Diciembre según el calendario gregoriano-romano, fue el acomodo de una fecha ficticia del nacimiento del Niño Dios, que vino al mundo para salvar a la humanidad; este acomodo se dio sobre una fecha festiva en el calendario romano antiguo conocida como “las saturnales”, así que todo un trasfondo pagano con similares características festivas se asimilaron a la fiesta religiosa de “natividad del niño Dios”. Desde entonces, en cada etapa de la historia religiosa, cada pueblo, nación o cultura, ha aportado significancias a esta fiesta, elaborando elementos retóricos o festivos para esta celebración navideña.

 

Pero, lo cierto es que el día, el mes y el año del Nacimiento de Jesús, históricamente no se tienen una fecha exacta; y hasta el día de hoy, solo se fundamenta en aproximaciones cronológicas. En todo caso, Jesucristo, el Señor, no ordenó celebrar su nacimiento aquí en la tierra, sino su muerte vicaria, que la iglesia recuerda toda vez que celebra la Santa Cena, que está cargada de un espíritu ritual y de elementos simbólicos, que representan la vida corporal terrena que el Hijo de Dios, voluntariamente expuso por nuestra salvación.

 

Toda una tradición festiva en este mes de Diciembre, se viene celebrando por generaciones, aún los creyentes verdaderos sucumben a esta tradición. Se despierta el “niño” que llevamos dentro; ese niño que fuimos en esta tradicional fiesta y se remueven recuerdos familiares gratos e ingratos, alegres y frustrantes. Por supuesto, lo comercial es lo que mayor peso tiene en la significación de estas fiestas, convirtiéndola en “la fiesta de los regalos”.

 

Los cristianos convertidos encuentran ocasión en estas fechas para evangelizar y enseñar sobre el recto significado de la Venida del Hijo de Dios a este mundo, en forma de hombre; las iglesias orientan sobre el valor familiar de esta celebración y los religiosos tradicionales justifican el acomodo de esta fecha y todo su paganismo.

 

Lo que pasa desapercibido hasta hoy, es que dentro del calendario de las catástrofes o de las desgracias sociales, el mes de Diciembre es uno de los meses más fatales que hay. Un fenómeno oceánico y atmosférico que trae desastres naturales globales, casualmente fue bautizado en relación a este mes de Diciembre, al cual llamaron “fenómeno del niño”, porque por estas fechas navideñas se manifiesta. Y según los pronósticos del tiempo, esta contra corriente del Pacífico de aguas cálidas que altera el clima estacionario, se nos viene y de manera severa.

 

Desde el mes de Noviembre del presente año 2011, en la ciudad de Lima, hemos sido sorprendidos insólitamente por el estruendoso sonido de truenos, acompañado de una garúa brevísimamente torrencial y de gotas gruesas, hasta hemos visto el Arco Iris en el cielo, como fenómenos naturales.

 

No podemos dejar de reflexionar los cristianos sobre el significado profético del trueno; para los profetas bíblicos, el trueno es “la voz de Dios”, y simboliza “el juicio divino”. (Salmos 29:3,4; Apocalipsis 4:5)  

 

Si Dios habló, la pregunta es ¿qué nos quiso decir o advertir?

 

Le preguntaba a Dios, como un creyente neófito todavía en las cosas de Dios: ¿por qué Diciembre debe ser un mes fatal? ¿El mundo entero no reconoce acaso, la venida de tu Hijo a este mundo? ¿El mundo cristiano no es el que celebra con mayor entusiasmo esta fiesta?

Mis ojos se abrieron y en un momento pude contemplar todas las malas actitudes y erráticas formas de esta celebración de navidad; concluyendo que lo que hacemos con toda esta mala forma de celebración, es ofender a Dios, desvirtuando su plan divino de salvación. Celebramos en esta tradicional fiesta: elementos y personajes extraños para le fe cristiana y bíblica.    

      

El kayròs de Dios, (o tiempo oportuno de la acción salvadora de Dios), marcó la continuidad y la Historia Final de Salvación, con la llegada del Hijo de Dios a esta tierra. Entonces la natividad de Cristo, es una fiesta de salvación y de esperanza de cambio para este mundo.

 

 ¿Por qué entonces celebramos perdidamente esta fiesta de salvación?

 

Ofendemos a Dios, no le estamos agradando con nuestras actitudes erráticas en estas fiestas; por eso la fatalidad de este mes de Diciembre. ¡Si corrigiéramos todas nuestras malas formas de celebración navideña! Pero, es toda una costumbre enraizada por generaciones; y los cristianos deben tener cuidado de no ofender a Dios. Porque las costumbres por lo general, carecen de razón y de lógica.

 

Lo que debemos considerar también, es que todas las malas acciones de los seres humanos en el planeta, están acortando su tiempo de vida y está acelerando los juicios de Dios bajo este sol.

 

Tenemos dos años consecutivos 2010 y 2011, con similares y peores desastres naturales: terremotos, inundaciones, sequías, activación de volcanes, alteración del clima y fenómenos naturales que deben llamar a los seres humanos a una seria reflexión, sobre lo que estamos haciendo en el planeta y con el planeta. Y lo que es peor, “Mamòn” el dios de la riqueza se impone en el mundo moderno, como filosofía de desarrollo de los pueblos en el mundo. Este amor a la riqueza, está apreciando el oro, el petróleo, los recursos naturales comerciables macroeconómicamente, por encima de la vida humana, de los pueblos, de la cultura y de la continuidad de la especie humana.

 

En este concepto secularizado de navidad, como “la fiesta de los regalos y en familia”; el discípulo amado y apóstol Juan, nos declaró que el mayor regalo que Dios ha dado a la raza humana, ha sido nada menos que su Hijo Amado Jesús. Juan dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:11,12)

Como todo regalo que puede ser apreciado o despreciado; aceptado o rechazado, Dios espera del mundo y de las criaturas que El hizo, que reciban a su Hijo para que sean salvos.

 

Una parte del mundo lo rechazó y lo clavó en una cruz; pero, hay otros que lo han recibido como su Señor y Salvador.

 

“Arrepiéntanse y cambien de actitud;” predicaba el Mesías. Dejemos lo malo y volvamos a Dios; para que la fatalidad no sea tan destructiva el próximo 2012 y podamos sobrevivir a sus desastres.

 

¡Lee la Biblia!

 

 


 

 

(C.A.S.)  Reflexiòn sobre el espíritu de la navidad y un mensaje urgente.

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