Detrás del vandalismo de la Parada

“…estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;…” (Romanos 1:29)

Esta  adjetivación  bíblica hace referencia a una “mente reprobada”,  que apartada de Dios, se dedica a hacer cosas que no convienen,  como resultado de la manera como procesa intelectualmente su conducción relacional en la sociedad. (Romanos 1:28).

En el marco de una pretendida revocatoria “jalada de los pelos”, contra la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán,  el pasado 25 de Octubre del año en curso, se dieron estos hechos vandálicos en el ex mercado mayorista de la “Parada”, protagonizado por la delincuencia “cogotera”, “matonezca”  “avezada” y “alquilada”, que se resistían contra la disposición municipal que restringía a algunas vías vehiculares  del entorno de dicho mercado.

Para los que hemos domiciliado en el distrito de “La Victoria”, en Lima  y hemos tenido tradicionalmente al mercado de la “Parada”, como nuestro centro de abasto domestico y comercial; lo que hemos visto el pasado jueves,  en imágenes vandálicas que han dado la vuelta al mundo,  es una historia que se repite casi a diario, pero de manera dispersa y en puntos reducidos de esquinas, calles y locaciones, por el accionar de una generación, tras otra generación de delincuentes,  anidados en el entorno de la “Parada”. Solo que esta vez, estas acciones delincuenciales se han dado en una escala amplia y concentración masiva  de estos enemigos de la ley  y el orden.

La imagen dramática que se viene mostrando repetidas veces en los medios de comunicación , para documentar y medir el grado de salvajismo arremetido contra el policía,  que cayendo de su caballo es rematado en el suelo  por esta turba de delincuentes; provoca espanto e indignación en nuestra sociedad peruana civilizada.  Pero, lo que más aterroriza es el vociferar a voz en cuello, documentado en el audio-visual,  de uno de los promotores que ordena a la turba: ¡Mátenlo!, ¡Mátenlo! , refriéndose a lo que debe hacerse con el policía caído; y esta voz causa terror, porque devela “el arreglo con los delincuentes contratados, que debían dejar unos muertitos en la trifulca”.

Los líderes de opinión  que no se casan con la corrupción, están de acuerdo en que la pretendida revocatoria a la alcaldesa de Lima, se debe más a una cuestión política, que a una cuestión de argumentos reales de revocatoria.

Que ha sido una suma de coincidencias  o mala suerte, “el show de la revocatoria y  el desborde delincuencial en la Parada”; eso es muy poco creíble. Porque más bien parecía una concertación; pues, en medio de todo ese caos social e insólitamente, algunos manifestantes coreaban: ¡Susana asesina!

Hay un convencimiento casi general,  de que los delincuentes protagónicos en el desorden social del día jueves en la Parada, fueron alquilados; pero, parece que fue por 100 soles en moneda nacional, y algo más detrás.

Los poderes fácticos ocultos en nuestro país, reordenados y renovados para el quinquenio de este nuevo gobierno del Perú; están pulseando el mando de nuestro país, en sus ensayos de revocatorias, indultos, cambios de sentencias, penalización de inocentes,  creación de noticias fantasmas, protestas no dialogantes, escándalos menores, nuevos tributos, impunidad, lentitud en la efectivizaciòn económica  en respuesta  a programas y proyectos de mejoras salariales y presupuestales, etc., etc…

Los peruanos con memoria y civilizados, repudiamos  a toda violencia extrema o radical, que so pretexto de protestas sociales o restablecimiento de algún orden social, traen como resultado la perdida irreparable de vidas humanas. Sabemos lo que es la violencia extrema como medio de persuasión o de imposición,  que diezmó a nuestra población peruana en las décadas del terror en el Perú.

Una evidente cuestión política está detrás de la pretendida revocatoria de la alcaldesa de Lima; y esa cuestión política, también se evidenció en la respuesta tan desafortunada e inadecuada de la policía, en la ejecución de la ordenanza municipal antes mencionada.  Aunque quizás es importante mencionar, la admirable fortaleza física  y preparación para el choque anti disturbio, del joven policía caído del caballo y rematado en el suelo, que hoy, gracias a Dios, se recupera.

Esta política fáctica tras bambalinas,  seguramente ha calculado los costos que insensiblemente denominan “daños colaterales”, con alusión a perdidas de vidas humanas o a  los gastos económicos que implicaría el proceso de revocatoria,  si acaso  se le diera  luz verde. Pero, entiendan señores, la vida humana es sagrada, porque es un don de Dios; y a una gran mayoría en el país, no les sobra  el dinero.

No hay otra manera de contrarrestar  estas reacciones primitivas violentas que ensangrientan a nuestra sociedad actual;  la única manera es cultivar valores. Pero, estos valores solo podemos aprenderlo de los principios de Dios y de sus verdades bíblicas;  porque solo Dios, nos hace recordar y tomar conciencia de ese nivel alturado del espíritu humano.

“Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad…porque no son los oidores de la ley  los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados….”   (Romanos 2:2, 13)

¡Lee la Biblia!

C.A.S./ Una opinión y comentario personal.