Desmitificando...

Desproporcionada y desigual guerra en Gaza
Desproporcionada y desigual guerra en Gaza

Desmitificando…

 

 

“Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”

 

(Evangelio de “Mateo” 18: 32,33/ RVR 1960)

 

 

Introducción

 

El texto aludido en el encabezado de este artículo está dentro de una de las Parábolas de Jesús, conocida como “Los dos deudores”. Enseñaba Jesús, el Mesías, que el primer deudor debía a su señor diez mil talentos, y como no tenía como pagar, este ordenó embargarlo a él y a toda su familia; pero este siervo rogo por misericordia, tal fue su ruego, que su señor fue movido a tenerle misericordia, y lo exoneró de toda su deuda.

 

Pero apenas salido este primer siervo, de la casa de su señor; encontró a un consiervo suyo que le debía 100 denarios, y le exigió que le pagara. Pero, este arrodillado ante él, le rogo que le prorrogara su deuda; pero este no quiso y lo demandó, llevándolo a la cárcel. Siendo informado el señor de este primer siervo de lo que había hecho; lo llamó, juzgó y condenó a la cárcel, hasta que pagara todo lo que debía.

 

Los hombres justos de este planeta se conmovieron ante el “holocausto judío”, perpetrado por la locura nazista. Y, hoy, son estos mismos justos, quienes se conmueven por este “holocausto palestino en Gaza”, perpetrado por quienes esperábamos debieran comprender, y mostrar un sentido de humanidad, por los vulnerables ciudadanos palestinos y los rehenes todavía sobrevivientes”, en esta “desigual guerra”. En que mueren “10 por alcanzar a uno o a ninguno”.

 

La historia de la Salvación

 

La “historia de la salvación empieza desde la caída del hombre en “el huerto del Edén”, por el “pecado de la desobediencia a la Ley Oral de Dios”; y el Plan de Dios, declarado en “Génesis” 3:15, en que Dios traería al Salvador Jesucristo, simiente de esta primera mujer Eva, que aplastaría la jerarquía dominante de esta “serpiente antigua”, que es el “diablo o satanás”.

 

En el plan divino Dios llama a Abraham y hace un pacto con él, en proyecto de hacer de su descendencia “el pueblo de Dios” (del cual vendría el Salvador), condicionado por la obediencia a la revelada Ley de Dios Escrita en Tablas, y su extensión a un sistema de Sacrificios de animales limpios, y reglamentos para la vida sacerdotal, cultual y civil; ubicándolos y estableciéndoles “en la tierra prometida”.

 

En este proyecto de “formación del pueblo de Dios”, se desarrollan los periodos históricos: De los “Patriarcas”. La” Esclavitud de 400 años” de la descendencia de Abraham en Egipto. El “éxodo” o la salida de Egipto, y la Promulgación de la Ley de Dios, en el monte Sinaí.  El “Peregrinar de Israel en el desierto” por 40 años, por su desobediencia.  La “Conquista de Jericó” con Josué y la repartición de la tierra prometida.  El periodo de “los Jueces”, con un territorio todavía a medias conquistado, (siendo el último juez el profeta Samuel). Luego vienen los periodos: del “Reino Unido”: con Saúl, David y Salomón; y el “Reino Dividido”, (por el pecado de Salomón): con reyes buenos y malos; (los buenos eran los fieles al Culto Monoteísta de Jehová, y los malos eran los idolatras que desenfrenaban al pueblo).

 

Luego vino, el “periodo del cautiverio” por 70 años, con la “destrucción de Jerusalén y el Templo por los Babilonios”, como juicio de Dios en contra de los judíos, por su desobediencia a la Ley de Dios. Luego viene el “periodo del Retorno y Reconstrucción de Jerusalén y el II Templo”, según la profecía de Ezequiel y demás profetas. El “periodo intermedio”: bajo el dominio griego y romano.

 

Hasta que vino la manifestación del Mesías, Jesús de Nazaret, (señalado como el Cordero de Dios por Juan el Bautista, el último de los profetas del antiguo pacto, e identificado por Jesús como el Elías que vendría), Mesías que ha sido creído en el mundo, pero que fue rechazado por los judíos que complotaron la cruz. Este Mesías culminó el Plan de Salvación, decretándolo desde la cruz con la palabra: “Consumado es”. (Es decir, no hay más que hacer de parte de Dios, para salvar a sus criaturas, todo está hecho.) Por último, vino, el “periodo de la destrucción de Jerusalén y el templo”, por los romanos; y su expulsión definitiva de su propia tierra por su rebelión política.

 

Cada uno de estos “periodos históricos con sus respectivas cronologías aproximadas”, ha sido como el Israel Bíblico, se ha venido desarrollando, “como un pueblo de Dios desobediente y rebelde a la voz de Dios”.

 

Desde su expulsión definitiva por los romanos, los judíos han vivido un periodo histórico largo, conocido como la Diáspora o Dispersión por el mundo, que ha perdurado por cerca de más de un milenio y medio, con tres centenas de años; habiendo pasado centenares de generaciones. Retornando a la tierra de Palestina en el año 1948, con una rica mezcla de culturas y linajes, para formar lo que hoy reconocemos como “El Israel de etnias, Ideologizado, religioso, moderno y político”.

 

Figuras Históricas de la Iglesia

 

Con la ascensión del Mesías a los cielos, Jesús de Nazaret, y el derramamiento de su Santo Espíritu sobre sus seguidores creyentes, en la Jerusalén Bíblica y en el contexto de la fiesta judía del Pentecostés; Dios inauguró un nuevo tiempo de salvación, levantando a su Iglesia con un mensaje multilingüe; comunicándose ahora en otros idiomas a las naciones, dejando la exclusividad del idioma hebreo o arameo. El mensaje de la Iglesia fue, es y será: ¡Este Jesús que fue crucificado es el Mesías!

 

Hay figuras literarias que nos enseñan lo que es el “ser y hacer de la Iglesia Cristina “; algunas de estas figuras ya son conocidas, como por ejemplo “la Iglesia como Cuerpo de Cristo”, y tienen aceptación tanto en el Mensaje como en la Doctrina o Eclesiología; pero, es interesante las figuras que el Apóstol Pedro aporta para identificar a la Iglesia, especialmente en su Primera Epístola Universal.

 

En las figuras que el Apóstol Pedro menciona, trae “imágenes y elementos históricos”, que eran propio del pueblo de Israel. Por ejemplo: “La Iglesia es una casa espiritual, edificada con piedras vivas, fundamentada en la piedra viva o angular, que es Cristo”. “La Iglesia es un sacerdocio santo”. “La Iglesia es un linaje escogido; un real sacerdocio; una nación santa; es el pueblo de Dios; es gente extranjera y peregrina, en medio de este mundo perdido.”

 

La “iglesia es recatada no con oro o plata”, que pagaron los egipcios al pueblo de Israel, para que salieran rápidamente de su territorio, en el miedo a las plagas; sino “con la sangre preciosa de Cristo”.

 

En cada una de estas figuras en símil, Pedro afirma que la Iglesia de Cristo, es la legitima mediadora del Mensaje de Salvación, para los pueblos del mundo.

 

La profecía final

 

En la profecía final declarada por Jesús el Mesías, se afirma que el Señor retornará por Segunda vez a la tierra, para llevar a su Iglesia y trasladarla a la “patria celestial”.

 

Según la figura de la vid, Jesús afirmó ser “la Vid Verdadera”, y que los creyentes unidos a esta vid son los pámpanos, y Dios el Padre, es su cultivador. Divulgando esta clausura, de que, si queremos dar fruto, debemos permanecer unidos a Jesús; y que separados de él, nada podemos hacer.

 

Jesús, además, en la figura del “Buen Pastor”, afirmó que tiene solo un rebaño, que ha logrado juntar con otros pueblos.

 

Todas las profecías acerca de Israel ya se han cumplido, y son parte del antiguo pacto. El templo y los sacrificios han pasado, y que ahora la Salvación solo es por Cristo Jesús, el Señor.

 

Si hay un tercer templo antiguo testamentario, eso será por la vía de una guerra definitiva con el islam, que tiene su Mezquita principal donde supuestamente tenía su ubicación el “II Templo”.

 

Y si fuere así, que un “tercer templo se edificara”, y se restableciere los sacrificios del sistema levítico, entonces se estaría sacrificando “una abominación”; porque en la tierra no hay animal limpio, que se compare con la sangre inocente del Mesías, Jesús de Nazaret, quien nos redimió del pecado y de la muerte eterna.

 

Dios no ha dado en ningún sitio, orden alguna de construir “un tercer templo”; la única profecía que hay en la Epístola de “2 Tesalonicenses”, es acerca de “un templo de Dios, en dónde el anticristo se sienta, haciéndose pasar por Dios”. No es el Vaticano, porque el único templo que Dios reconoció fue el que se construyó para el Culto a Dios, en la Jerusalén de la Biblia. Anticristo que arrastrará a las naciones a la guerra del fin del mundo.

 

Así que la última profecía acerca de Israel es que, en un corto o largo plazo, “arrastrará a las naciones a la guerra del Armagedón”.

 

Epílogo

 

Espero su paciencia a este artículo, que ha sido motivado por las “malas interpretaciones” de los cristianos judaizantes, que, “por un plato de lenteja”, promueven el Lobby del Error.

 

Además, porque no decirlo, solo cumplo la profecía futurista de “Ezequiel” 39: 23,24

 

 

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