Vivimos en un país y en un siglo contradictorio; en que la verdad moral está desfasada por la verdad política y mediática de los poderosos, conveniente y de un enfoque artificial de realidad.
“¿Qué es la verdad?”; refutaba la autoridad imperial romana, Pilato, ante el reo Jesús de Nazaret, que en diálogo con esta autoridad, afirmaba ser el representante “del reino de la verdad”. Decía Jesús, el Mesías: “…para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” (Juan 18:37) El silencio de Jesús a la pregunta de Pilato, “¿qué es la verdad?”, inducía a lo evidente de lo que es la verdad. La verdad siempre será constatable, contundente, moral y una descripción exacta de la realidad; y en esa situación de juicio al nazareno, era evidente la inocencia judicial de Cristo y la injusticia que se estaba cometiendo en contra de él; tan evidente era esta injusticia, que Pilato quiso liberarlo, pero, optó por “lavarse las manos”, porque no quería arriesgar su posición social como autoridad puesta por el imperio romano. Hoy en día sigue el “lavado de manos”, de aquellas autoridades que no quieren comprometer su puesto, ni su posición social, a causa de la verdad y de la justicia, especialmente, a favor de los excluidos o sociedades “desechables”, por la modernidad global y explotadora de los recursos naturales no renovables.
Así que, vivimos en la actualidad, una constante contradicción y una carga de maquilladas medias verdades que intentan alinear a nuestro mundo de hoy, al sistema de los ricos y poderosos, que ponen un sencillo de su exuberante fortuna, para patrocinar a presidentes, congresistas, autoridades y medios periodísticos, con el fin de mantener el nuevo orden mundial.
En nuestro país tenemos a un actual presidente, socialista en su juventud, y con un idealismo revolucionario y romántico, cuando estatizó la banca y se negó a pagar la deuda externa, que propiciaba el statu quo de países subdesarrollados, que gozaban de una permanente intromisión de los poderosos, (como hasta hoy) y con una eterna deuda a los países ricos. Y lo más grande que estaba detrás de este actual presidente, en aquellos tiempos, era ese partido conocido como “el partido del pueblo”, que tanto bien hizo al proletariado sin ser gobierno y tan cercano a la mayoría de los peruanos, que sin ser del partido, la gente se identificaba con ellos. Hoy, el actual presidente, es un converso de la modernidad global económica y de su sistema excluyente, que tiene en su haber de gobierno 2006-2011, cientos de conflictos sociales y de no pocas muertes de hombres del pueblo, tanto de policías como de civiles, sobre cuyas muertes debiera ponerse el epitafio: “¡No me ignoren; no me excluyan!” El epilogo del gobernante y su partido, terminan hoy en la ignominia. ¡Qué contradicción!
La libertad de prensa y de medios, sin regulación de los contenidos por el estado, es la voz de los “adalides de la libertad de expresión y de la democracia”; y es hoy el grito de reclamo para el nuevo gobierno, para no repetir el caso de Venezuela y de su poca libertad de prensa. Pero, los analistas de la realidad mediática y social, observan hoy, que se repite un fenómeno ya ensayado y practicado en la década de los 90; que es “el éxodo de periodistas independientes”, que son despedidos o renuncian por dignidad, casualmente porque quieren libertad de expresión y democracia en la información, y no quieren alinearse con los patrones de los medios de donde salen. Y no vemos a ningún supuesto “adalid de la libertad de prensa”, protestando o haciendo causa común con los despedidos; como diría alguien, estos periodistas se van convirtiendo en “busto parlantes”. Algunos todavía pestañean con cierto pudor, cuando asumen un cinismo gestual, cuando leen una información, que desinforma; otros ya son profesionales periodistas “caras duras”, graduados en la década del 90, y en la filosofía laboral “¿cómo es?”, “¿cuánto es?” ¡Qué contradicción!
Se critica a los países latinoamericanos Bolivia, Argentina, Ecuador, Venezuela, porque no están alineados al interés global de las corporaciones que tienen su inversión en el mundo entero, y no se menciona o muy poco, de que Brasil tampoco está alineado, y que son países que han apostado por su desarrollo interno, la equidad en el mercado, que beneficie tanto al propio país como a la inversión foránea, y que se guía por un proyecto de futuro. Estos países son tildados como los “malos”, en el nuevo orden mundial económico; y son atacados constantemente por el “canalazo” internacional de habla español, por periodistas-comentaristas domesticados y artísticamente maquillados, que describen noticias económicas o desastres y violencias armadas, como si comentaran un deporte de entretenimiento, como si detrás de esas economías no hubiera un país que con sus luchas internas y desafíos, se esfuerzan por sacar adelante su propio destino, o como si los que se están desangrando no fueran personas semejantes a nosotros, con la misma importancia humana. Y es que estos señores, solo son profesionales asalariados de la información, con muy poca sensibilidad social y humana, porque sus vidas están aseguradas. ¿Por qué no son constantes en tratar el tema de los propios problemas económicos de Norteamérica o Europa? Porque no está bien mostrar al país más poderoso de la tierra, en toda su vulnerabilidad y problemáticas. Y tampoco se puede publicitar las fallas de este sistema económico global. ¡Qué conveniente!
Se critica y se defiende el actual sistema económico, porque se ahuyentaría las inversiones y retrocederíamos en el tiempo, a lo estatista y a la mala administración de los gobiernos de turno, como sucedió antaño. Pero, no se irían quienes rápidamente han hecho riquezas, salteando leyes o creándolas a su favor, para expatriarlas en volúmenes jamás imaginados. ¿Les sería muy gravoso pagar impuestos a las sobre ganancias a estos grandes capitales? Por supuesto que ¡no! Entonces, ¿cuál es su lógica? Como son solo algunos capitales que tienen su inversión macro en el Perú y monopolizan el mercado y los recursos de la patria; sencillamente no quieren competencia y de verdad se creen los dueños del Perú. ¿En verdad la administración estatal es mala? Lo que fue mala ayer y hoy, es la corrupción, que hace del Estado su botín; con la diferencia de que hoy son los foráneos quienes se llevan fácil nuestras riquezas. ¿Estamos bien los peruanos en este sistema económico global? Estamos bien los que estamos arriba; primeramente, en lo encumbrado del sistema, están las contadas transnacionales, después los países que son beneficiados en los negociados de nuestros recursos, después las autoridades y personajes públicos serviles al modelo; y al último, una gran mayoría, que hace décadas enteras, o para ser preciso, desde el siglo pasado, se les enseñó que la torta debería ser más grande, para que el pedazo que le tocaba al pueblo lo pueda de verdad beneficiar; nunca cocinaron esa torta. Después, se le enseñó que acumulando una gran cantidad de “agua”, se abriría el caño y habría “chorreo” para todos; pero el gobierno de los 90, desvío la cañería para su propio bolsillo y los últimos gobiernos, lo desviaron hacia el exterior, para beneficio foráneo. Ahora, se habla de la cuantiosa reserva económica del Perú; de la cual se dice y se enseña que es intocable; y que no debe ser tomada en cuenta para ningún proyecto de reinversión para desarrollo de nuestra nación. Los que piensan así, entienden que ser rico, es tener dinero guardado y enseñarlo solo, cuando la etiqueta de la gran fiesta de la globalización, nos requiera como valor de boleto para su ingreso. ¡Qué conveniente!
Un comentario adicional, la estrategia de campaña utilizada por el grupo político “Fuerza 2011”; utilizan un psicosocial ya utilizado en la competencia presidencial del año 2001; este psicosocial consiste “en ser el reflejo exacto de las propuestas, temas, análisis y programas del otro candidato”; con la finalidad de reorientar por confusión la atención y preferencia del elector. Los medios alineados, ya empiezan a señalar que la candidata presidencial es igual al otro candidato, y que no hay ninguna diferencia entre los dos, en lo que respecta a propuestas de gobierno. Por supuesto, el candidato García perdió ante el candidato Toledo en aquella pasada elecciones presidenciales, por más que se esforzó en parecerse al otro candidato. ¿Por qué? Porque al final, el elector pudo diferenciar a uno de los candidatos, del otro que ya era conocido. ¡Qué contradicción!
Preocupémonos por traer nuestros gobiernos, al “reino de la verdad”, y dejemos el “reino de la mentira”, que tanto daño y déficit traen a las naciones.
CAS/Una opinión y reflexión personal
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josue (domingo, 06 mayo 2018 14:06)
amen la tierra canta y danza grande es jehova